Ecogastronomía, smoothies, cocina de proximidad, zumos détox, slow food… términos que, al igual que el de cocina orgánica vamos conociendo pero que a veces dan algo de miedo por desconocimiento. ¿Comida sana y aburrida? ¿Solo para vegetarianos? ¿Para tomar si estamos enfermos? Desterramos algunos falsos mitos que a menudo rodean estas expresiones y nos rendimos ante menús saludables, divertidos, frescos y con productos de temporada. Decimos sí a cuidarnos por fuera con algo de esfuerzo y ejercicio y decimos también un sí alto y claro a cuidarnos por dentro, con mucho sabor. Advertimos: cuidarse, crea adicción. Y no solo antes o durante el verano.
Las tres respuestas clave
¿Qué es? Cuidarse y comer sano no es sinónimo de hacer dieta, comer platos aburridos ni es exclusivo de deportistas, modernos, adultos o vegetarianos.
¿Cómo es? Tampoco es una moda pasajera ni implica ampliar nuestro presupuesto mensual destinado a la alimentación. La gastronomía orgánica basa generalmente sus principios básicos en emplear productos ecológicos, libres de conservantes y elementos químicos; de proximidad, adquiridos a través de productores locales para fomentar el comercio local y de temporada, asegurando así que se trate de materias primas frescas.
¿Sólo fruta y verdura? No necesariamente. Es posible incluir en toda cesta de la compra orgánica carnes y pescados de todo tipo siempre que cumplan con esos principios.
Fuente: ABC.es