Considerada como una bebida “social”, la cerveza ha desempeñado un papel muy importante dentro de la industria de bebidas en México, ya que ha posicionado al país como el cuarto productor a nivel internacional. Aunque se trata de una industria aún en crecimiento, la elaboración de esta bebida crea más de 55 mil empleos directos, 2.5 millones de manera indirecta y 3,500 en agricultura.
La cerveza es un elixir realizado a partir de cuatro elementos: agua, malta, lúpulo y levadura. Su proceso se ha perfeccionado al paso de los años y se puede considerar a esta bebida como una de las más antiguas en el mundo, pues existe evidencia de que los egipcios pudieron haber sido quienes la inventaron y que su expansión comercial comenzó a principios del siglo XX.
En México, el caso no es distinto. Se sabe que en 1542 el emperador Carlos V concedió un permiso para montar un establecimiento cervecero en la Nueva España, bajo la condición de que la Corona recibiera un tercio de las ganancias. Sin embargo, su producción no se desarrolló como se esperaba, ya que existían varias bebidas parecidas, como el pulque, el aguardiente y el vino de caña que ya se encontraban entre las favoritas del territorio.
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La industria cervecera contemporánea
Conversamos con Maribel Quiroga, directora de Cerveceros de México, para conocer sobre las propiedades nutricionales que ofrece, su proceso de elaboración y conocer qué hay detrás de esta industria que ha invertido 27,200 MDD en los últimos cinco años.
Al año, un mexicano consume en promedio 60 litros de cerveza, lo cual es “parte de nuestra cultura y de las tradiciones”, dice Maribel, ya que en torno a su consumo existe la intención de compartirla entre amigos y familia. “La cerveza remonta a situaciones positivas y de festejo, por lo que para mí es la medida de moderación por excelencia”, aseguró la directora de Cerveceros de México, organismo que evolucionó en 2014 de la Cámara Nacional de la Industria de la Cerveza y la Malta. Esta institución actualmente está integrada por los dos grandes grupos cerveceros de México, Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, y 13 cerveceros artesanales.
En México se cuenta con más de 31 plantas cerveceras activas y se prevé que en los próximos años se construyan cuatro más. Éstas se encuentran en estados como: Aguascalientes, Coahuila, Baja California Norte, Estado de México, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Nuevo León, Puebla, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Veracruz y Zacatecas, posicionando a esta última como la principal productora a nivel nacional con un 17.7 % respecto a las otras entidades.
Cervezas artesanales, una tendencia creciente
“Lo que se ha observado de unos años para acá es un boom cervecero”, afirma Maribel. Éste se ha dado no sólo por el aumento en la cantidad de cervezas importadas que han llegado al país, lo cual ha desencadenado que la gente tenga una mayor oferta por conocer, pero sobre todo se debe al desarrollo de las cervezas artesanales.
En 1995 resurge este movimiento cervecero, del cual muchos coinciden en que el pionero de la cerveza artesanal en México es Gustavo González, quien comenzó a producir cerveza de barril en su casa para después fundar su propia marca artesanal: Cerveza Cosaco.
Las cervezas artesanales suelen ser más complejas en su elaboración, y por lo tanto resultan una opción deseada para aquellos consumidores de cerveza que buscan un producto Premium y una experiencia a través de su tipo, lo cual deriva a una gran variedad de sabores.
El ADN de las cervezas artesanales, y en sí de la industria cervecera en México, requiere de un gran trabajo que impulse la economía. “La cerveza es un producto estratégico”, acentúa la directora, quien nos comparte que México genera 55 mil litros al año y tiene un impacto benéfico en una amplia cadena de valores como el campo, los transportistas, las fábricas, los puntos de venta y los centros de consumo.
De los 120 millones de hectolitros producidos durante 2015, un 30% se estima que sean consumidos por mujeres, quienes han roto con los viejos paradigmas de género y han apostado por los beneficios de salud a los que conlleva su consumo, tanto con alcohol y sin alcohol, tales como el valor calórico, sus propiedades antioxidantes, el control de la diabetes y que permite su ingesta durante la lactancia y embarazo, al igual que a una edad avanzada pero con moderación.
Fuente: Forbes