El ‘Gran Campeón Mexicano’ paralizaba a toda la nación con sus inolvidables combates y es una leyenda viviente de nuestro deporte
Hace 54 años, Ciudad Obregón Sonora vio nacer al que para muchos es el ´mejor boxeador que ha dado México y junto con Hugo Sánchez uno de los más grandes ídolos de nuestro deporte; Julio César Chávez.
Los más de 90 combates que se mantuvo invicto y los cuatro títulos del mundo que ganó en tres diferentes categorías, forjaron la leyenda de este pugilista que paralizaba al país entero cada vez que subía al encordado.
Vivió en un vagón del ferrocarril
La Familia Chávez González se trasladó a Culiacán Sinaloa y ahí creció el pequeño Julio César, quien admiraba a sus hermanos mayores Rafael y Rodolfo que entrenaban box y a escondidas de ellos comenzó a dar sus primeros pasos en el deporte de los puños.
En repetidas ocasiones, el hoy integrante del Salón de la Fama del Boxeo, ha relatado sus orígenes humildes, muestra de ello es que junto a sus padres y sus diez hermanos vivió en un vagón del ferrocarril, muy cerca del sitio donde años después le construyó una casa a su madre.
Campeón del Mundo desconocido
Más de 200 contiendas llevó a cabo antes de lanzarse en el profesionalismo, la mayoría de ellas en el Parque Revolución de Culiacán y su poder de puños le valió ganarse el mote de Mr. Nocaut en aquella época.
Ya como profesional y sin contar con un gran cartel a cuestas, José Sulaimán le dio la oportunidad de disputar el título mundial superpluma del CMB ante Mario ‘Azabache’ Martínez a quién Julio César noqueó en ocho asaltos para iniciar su esplendorosa etapa como Campeón del Mundo.
¡Ave César!, un ídolo del pueblo
Victorias sobre Roger Mayweather, Edwin el ‘Chapo’ Rosario y José Luis Ramírez, antecedieron a la pelea que catapultó a Julio César Chávez a la cúspide del boxeo mundial; el 17 de marzo de 1990 en el Hotel Hilton de Las Vegas ante el campeón del mundo y campeón olímpico Meldrick Teylor.
Una batalla de antología en la que el sinaloense parecía sucumbir ante la rapidez y elusividad del estadunidense que estaba arriba en las tarjetas de los jueces; sin embargo Chávez ‘machacó’ a su rival durante todo el pleito y en el último asalto con pocos segundos en el cronómetro, consiguió noquearlo para conservar su calidad de invicto.
Ya en la cúspide de su carrera deportiva, Chávez enfrentó y dio una lección al brabucón boricua Héctor ‘Macho’ Camacho que durante varios años aseguró que vencería con claridad al ídolo mexicano.
La muestra más grande del fervor que la afición mexicana sentía por Julio César Chávez fue el lleno de 130 mil espectadores que atiborraron el estadio Azteca para presenciar el combate donde el ‘Gran Campeón Mexicano’ noqueó en cinco asaltos al estadunidense Greg Haugen.
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Cae César, la decadencia deportiva
Con muy poca preparación previa, Chávez subió al ring en enero de 1994 para defender su título mundial superligero ante Frankie Randall y aquella noche pasó lo inimaginable, el sinaloense fue mandado por primera ocasión a la lona y finalmente perdió el invicto y su campeonato.
Después de recuperar su campeonato ante Randall y realizar algunas defensas, Chávez enfrentó a una figura emergente; Óscar de la Hoya quien lo superó en los dos enfrentamientos que sostuvieron y con ello marcó el declive de la carrera deportiva del sinaloense.
Las adicciones, su más duro rival
Julio César Chávez reconoció públicamente, que el éxito deportivo, la fama, el dinero y las malas compañías lo llevaron a tener problemas con las adicciones, mismas que llegaron a poner en peligro su vida.
Sin embargo, el ‘Gran Campeón Mexicano’ está ganando ese ‘combate’, hoy en día, además de estar en gran forma física, llevar a cabo peleas de exhibición e incursionar en los medios de comunicación, se da tiempo para impulsar y apoyar la rehabilitación de personas con problemas de adiciones.
Fuente: Excelsior