Que le den a «hacer lo correcto»
No hay ninguna manera de hacer correctamente nada. Lo único que es incorrecto es plegarte a los deseos ajenos y renunciar a la vida que quieres.
Lo correcto.
Eso te dijeron.
Haz lo correcto.
Estudia algo que tenga salida.
Sienta la cabeza.
Ya va siendo hora de formar una familia.
Se te va a pasar el arroz.
Deberías ir pensando en ahorrar algo.
Esa pareja no te conviene.
Lo correcto siempre está vinculado a un miedo del que intenta imponértelo.
Un miedo a algo que no existe: El futuro.
La persona que te dice que hagas lo correcto nunca está pensando en el aquí y en el ahora.
Porque en el aquí y en el ahora lo correcto no existe.
Tan solo estamos sucediendo y con eso es suficiente.
Lo correcto es no desfallecer.
Es no alimentar esa neurosis que supone la previsión de que la vida irá mal si no haces determinadas cosas.
¿Qué sucede cuando lo correcto no es lo que tú sientes?
Cuando hacer lo correcto supone traicionarte a ti mismo.
Que lo correcto se transforma en lo incorrecto.
Lo incorrecto es plegarte a los deseos ajenos.
Prescindir de tu propia felicidad para la tranquilidad ajena.
Porque tal vez, si ese futuro llega, tengas una estabilidad.
Pero no haya nada de ti en lo que haces.
Tal vez odies tu existencia.
Porque no estudiaste bellas artes.
Porque dejaste de viajar.
Porque rompiste aquella relación por el que dirían.
Porque ahora tocaba el bebé.
Porque vives en la prisión correcta.
La ideal para que nunca huyas aunque no tenga rejas.
Que le den a lo correcto.
Si sientes que no hay oxígeno, que los días se te escapan entre los dedos de los pies, que hace muchísimo tiempo que no eres tú.
Sal.
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Vete.
Y empieza a vivir.
De la manera que siempre quisiste.
Fuente:mentesana.es