Las emociones nos sirven para adaptarnos al entorno, son el lenguaje biológico que se expresa en el cuerpo y en nuestra vida. Ser conscientes de nuestras emociones implica conocer y ser responsable de cómo nos relacionamos con el mundo.

1. Función biológica de las emociones.Las emociones sirven al organismo como un mecanismo de adaptación al entorno, frente al cual generalmente, reacciona de manera inconsciente y automática. Estos programas de reacción emocional son heredados de nuestros ancestros como un código de relación específico con el ambiente, cuya función es asegurar la supervivencia de la especie. Como resultado, el cuerpo reacciona a la emoción con una gama de cambios físicos: desde un aumento de la frecuencia cardíaca y una respiración entrecortada, hasta una debilidad en las piernas, labios temblorosos o piel erizada… todos ellos relacionados con la adaptación biológica del individuo a situaciones que vive en su vida cotidiana. Resultando en un estrecho vínculo entre la salud y las emociones de las personas.
Según publica el Centro Médico Teknon-Grupo Quirónsalud (Barcelona): “las emociones ejercen una función catalizadora para que el individuo recupere su equilibrio físico-psicológico”, y “juegan un papel influyente en el proceso de la salud y pueden ser consideradas como un factor de riesgo para patología neuroendocrinas, autoinmunes, cardíacas e infecciosas”.
Entender esto nos lleva a hacernos responsables de lo que nos sucede, y sobre todo de nuestra forma de reaccionar emocionalmente frente a ello.
2. Las emociones y la evolución.
Las emociones son el lenguaje que tiene la biología para expresarse en nuestro cuerpo y en nuestra vida. Surgen de la inteligencia de la naturaleza misma, que podemos ver expresada por doquier, y de la que todos contribuimos. Las emociones son las que activan o desactivan las distintas partes del ADN, para que nuestro organismo se adapte de forma óptima a las situaciones en las que surgieron. De esta forma, nuestro ADN y su forma de expresarse –nuestro cuerpo-, se modificará y evolucionará siempre en relación directa con la emocionalidad de la persona. Tomar conciencia sobre nuestras emociones implica conocer y ser responsable de nuestra forma de interactuar con nuestro entorno, para decidir la relación más saludable que podemos establecer con él. De esta forma evolucionamos personalmente como individuos, y colectivamente como especie.
Según palabras de Howard Martin, uno de los pioneros del instituto HeartMath: “regular las emociones es el próximo paso en la evolución humana.”