Más de una vez habrás escuchado que usamos el 10 % del cerebro. ¿Te has planteado si esto es cierto? ¿Qué porcentaje usamos realmente? Te contamos cuánto usamos y cómo mejorar su capacidad.
En la actualidad, nuestro cerebro está de moda, tanto en la investigación como en la divulgación. Gracias a ello, la inversión en neurociencia también está creciendo. Sin embargo, la pasión por el cerebro también conlleva una serie de riesgos, como la extensión de ideas erróneas o mitos. Un ejemplo de ello es la idea sobre el porcentaje del cerebro que usamos.
El neuromito más extendido en todo el mundo es que utilizamos solo el 10 % de nuestro cerebro. Esta idea está principalmente entre los discursos de educadores, publicistas, parapsicólogos, etc.
Raramente, un profesional de la neurociencia hará tal afirmación. La idea que subyace es que mediante algunas técnicas se puede ir aumentando el porcentaje utilizado, ya que el 90% restante está libre.
El mito
La idea de que solo usamos el 10 % del cerebro ha sido atribuida, erróneamente, a Albert Einstein. Sin embargo, su origen más probable se remonta a las investigaciones que se realizaban en el siglo XIX.
En ellas, usando el electroencefalograma, los científicos sólo podían encontrar funciones cognitivas para un 10% del cerebro. Por otro lado, también se indicó que solo ese porcentaje del cerebro se activaba en un momento determinado.
Por otro lado, las neuronas solo suponen el 10 % del cerebro, mientras que el resto lo componen células gliales. Estas células tienen un funcionamiento distinto, aunque hoy día podemos saber que también están implicadas en procesos de aprendizaje.
Su expansión
En su mayoría, la idea se ha extendido por el conocimiento popular y por personas que simplemente ha compartido esa hipótesis. Ahora bien, también muchas subdisciplinas han utilizado este argumento como base para defender sus ideas.
Por ejemplo, es relativamente sencillo encontrar publicistas que utilizan el mito en los anuncios y en sus teorías cercanas al neuromarketing. También, seguidores de fenómeno paranormales se han apropiado de la misma, defendiendo que el porcentaje del cerebro restante es el que permite, mediante entrenamiento o capacidades extraordinarias, realizar telequinesis o tener experiencias extrasensoriales.
La realidad del porcentaje del cerebro que utilizamos
Realmente, utilizamos el 100 % de nuestro cerebro. Es un órgano muy potente, consumiendo el 20 % del oxígeno y el 50 % de la glucosa que entran en nuestro cuerpo.
Sin embargo, por su funcionalidad, es imposible que podamos activar de manera significativa todas las áreas en un mismo instante. Si fuésemos capaces de utilizar el 100 % de su capacidad simultáneamente, el gasto energético nos dejaría muy fatigados para el resto del tiempo.
Por contra, hoy sabemos que, a lo largo de un día, o incluso de unas horas, afrontamos retos o resolvemos tareas que hacen que utilicemos casi todas sus zonas. Gracias a las técnicas de neuroimagen, como la tomografía por emisión de positrones y la resonancia magnética funcional, se ha observado que, incluso cundo dormimos, todas las áreas del cerebro se activan.
Solo cuando el cerebro sufre un daño grave, algunas regiones se «desactivan», afectando al rendimiento y a la vida diaria. Este fenómeno apoya dos ideas:
- No hay áreas que se lesionen y que no comprometan el funcionamiento de alguna habilidad o función. Por lo tanto, no solo funciona una parte de nuestro cerebro.
- Por otro lado, el cerebro es tan potente que, cuando una zona se daña, hace migrar a neuronas a esas regiones para aprovechar la capacidad. Esto supone además que esa capacidad podría incluso mejorar. Por ejemplo, cuando una persona pierde la audición, se ha visto que áreas asociadas con la visión reclutan parte de la región auditiva de la corteza que ha quedado sin uso, mejorando entonces la capacidad para leer los labios.
Utilizar todo el cerebro
Si la idea de que usamos solo el 10 % de nuestro cerebro podía resultar un poco esperanzadora en cuanto a la posibilidad de mejorar nuestras capacidades, la realidad no tiene mucho que envidiarle.
Que en un momento determinado no seamos capaces de utilizar el 100 % del cerebro no significa que no podamos mejorar nuestras habilidades. De hecho, gracias a la neuroplasticidad cerebral, podemos fortalecer conexiones o crear nuevas redes neuronales. Mediante nuevos aprendizajes, haciendo lo que uno disfruta y teniendo hábitos saludables no sólo se puede usar el 100% del cerebro, sino que además se le puede sacar provecho al 100%.