Quédate en el espacio en el que te demuestren amor. Quédate junto a aquellos que se pongan contentos con tu libertad. Quédate con los que te cuiden y te traten bien.
No te quedes en los lugares que no te quieren.
En aquellos en los que te desprecian sutilmente una y otra vez.
En los que tienes que suplicar un poco de afecto.
No te quedes agradando o dedicando tus esfuerzos a algo que no va a ser nada.
Cubriendo semillas con cemento y esperando que broten las flores.
No lo harán.
Porque será inútil.
Tanto como esperar encima de una tumba a que alguien regrese a la vida.
No te quedes en ese sitio cómodo en el que te ven los demás.
En el que pones el piloto automático y haces lo que debes hacer porque es lo que el resto espera de ti.
Y tú sin pensar si aquello te hace feliz o si has caído tal vez en desgracia.
No te quedes en una esquina disimulando quién eres.
Acallando lo que sientes.
Porque el tiempo nunca regresa.
Y a veces, cuando te armas de coraje, ya es tarde.
Quédate en el espacio en el que te demuestren amor.
Y no solo con palabrería barata.
Con hechos.
Quédate junto a aquellos que se pongan contentos con tu libertad.
Que respeten tu alegría.
Que te enseñen y te hagan crecer y ser mejor.
Que te cuiden y te traten bien.
Quédate solo con alguien que haya aprendido de la vida.
Que quien no arriesga.
No ama.
Fuente: cuerpomente.com