Reivindico el quedarse quieto. Dejar de hacer cosas para sentir las cosas. Reconquistar el tiempo del espacio ocupado. Para pensar con claridad.
Reivindico el derecho al silencio.
A no saber algo.
A callarte.
A cagarla.
Reivindico el derecho a no tener una opinión formada.
Y no por ello ser un ignorante.
Reivindico el derecho al misterio.
A lo inexplicable.
A lo que la ciencia no ha podido desentrañar.
Al amor ni más ni menos.
Reivindico el quedarse quieto.
Dejar de hacer cosas para sentir las cosas.
Reconquistar el tiempo del espacio ocupado.
Para pensar con claridad.
Reivindico el derecho a esperar.
A la paciencia.
A dejar que las cosas sucedan.
Reivindico el derecho a la alegría y al humor.
A celebrarnos a pesar de todo.
A no ponernos en el lugar esperado.
Reivindico querer la vida por lo que es.
Con sus cielos y sus pozos.
Con sus dolores y norias.
Con sus orillas y desapariciones.
Con todo lo bueno, todo lo malo y todo lo regular.
Reivindico el derecho a existir.
En libertad.
Fuente: cuerpomente.com