En los últimos tiempos, cada vez más mujeres se animan a esta modalidad erótica tan audaz como tabú. Vamos a hablar de la nueva tendencia: el placer por la retaguardia
“Este tipo de coito les causa mucho placer a los varones, por varias razones. Desde lo físico,se debe a que el orificio anal es muy apretado y continente; y desde lo simbólico, por el acto de entrega sexual casi absoluta que realiza la mujer al permitirle esa penetración”, explica la sexóloga Olga Marega.
¿Nosotras lo hacemos por placer propio o para complacerlos a ellos? Según un informe publicado en The Journal of Sexual Medicine (Revista de medicina sexual), de los Estados Unidos, el 40% de las mujeres de entre 20 y 24 años experimentó esta modalidad erótica, y el 20% de las mujeres que estaba en una relación formal aseguró haber tenido sexo anal en los últimos tres meses. La feminista estadounidense Naomi Wolf, autora del libro Vagina, reveló que la fisura anal (un desgarro en el delicado tejido de esa zona) es la principal causa de consulta médica en los campus universitarios de los Estados Unidos. Evidentemente, se trata de algo que interesa e intriga mucho, pero que (¡ay!) se hace muy mal.
El lugar común indica que el sexo anal causa dolor a la mujer y da lugar a accidentes patéticos. “Ya sea por motivos culturales o religiosos, muchas veces este tipo de coito es visto como tabú. La razón principal por la que no suele considerárselo una práctica convencional es por el mito de que es doloroso. Lo cierto es que el ano posee muchas terminaciones nerviosas que pueden hacer del acto sexual una experiencia placentera, aun cuando requiera de un poco más de planificación y cuidado”, asegura la sexóloga Paloma Dyz, del departamento de Sexual Wellness de Prime. El esfínter anal es más estrecho que la vagina y no segrega lubricación natural: el dolor indica que no está bien relajado y abierto, es una señal de que deberían hacerlo más lentamente o con mayor suavidad.
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A menudo, lo que en verdad te aleja del placer backdoor no es una cuestión estrictamente física sino psicológica: sentís miedo (al dolor o a que suceda un imprevisto) o aversión. “El ano es una parte del cuerpo humano que tiene una función vinculada a una etapa digestiva: la defecación. Por eso, muchas personas piensan que ese orificio es ‘sucio’ y no lo consideran apto para el placer sexual”, explica Marega. En ese caso, tenés la opción de higenizarte bien internamente, con ayuda del bidet, antes de iniciar la acción.
Luego, tenés que concentrarte en la premisa “me relajo y gozo”. No te presiones, no te apures, no te dejes presionar ni dejes que te apuren. Una noche él puede dedicarse a mimar la zona con besos; en la siguiente, incorporar los dedos; y seguir avanzando de encuentro en encuentro hasta que quieras experimentar el placer desde atrás. “Para que eso suceda, es fundamental el juego previo. Las caricias y los mimos en la zona son claves. La idea es que vos y él estén relajados y excitados, con ganas de experimentar sensaciones nuevas. La penetración debe hacerse en total acuerdo con la pareja”, afirma Dyz.
Esta especialista recomienda: “Además de la del perrito, existen otras poses adecuadas para el sexo anal, como la rana: te acostás boca abajo y él se acomoda sobre vos. De esa manera, es más fácil controlar la penetración”, asegura.
[smartads]
DATO: algunos sex toys pueden ser tus grandes aliados a la hora de la búsqueda del placer por la retaguardia. Las bolas chinas anales son pequeñas y flexibles, e incluyen un vibrador con diferentes velocidades. Podés usarlas con tu pareja o cuando estés sola.