Temblores, rigidez, marcha lenta, pérdida de los movimientos espontáneos o voluntarios, esos son algunos de los síntomas que padece el enfermo con Parkinson. Ellos, como cualquier persona con una enfermedad neurodegenerativa, buscan maneras efectivas para poder si no sanar el padecimiento, sí reducir esos síntomas.
Yoga, natación, manualidades, muchas de ellas son actividades que se proponen para que los enfermos con Parkinson en el mundo tengan una mejor calidad de vida. Entre estas actividades también destaca la tangoterapia.
Aunque no es una técnica nueva, en México se ha perfeccionado desde hace tres años con la aplicación en enfermos con Parkinson a través de la bailarina Brandy Ruvalcaba, quien ha tenido excelentes resultados en la detención de la sintomatología de muchos de estos pacientes mexicanos.
El tango es una disciplina que requiere demasiadas habilidades de coordinación y, debido a esto, es perfecta para que los pacientes con Parkinson aprendan a coordinarse un poco más luego de padecer de esa disminución de dopamina, sustancia que permite que puedan realizar sus actividades de manera normal.
«Les permite ejercitar los vínculos entre su cerebro y sus músculos», declaró la profesora Brandy al portal Animal Político. «Se desarrolla la memoria muscular y se recupera la movilidad así como el equilibrio. Hace tres años, aquí había gente que ni siquiera podía dar un paso, y ahora dan pasos de hasta 35 centímetros».
La tangoterapia resulta benéfica para coordinar los movimientos de los pacientes, sin embargo, no es para lo único que funciona, pues debido a la exclusión de la que muchos de ellos son víctimas les permite sentirse parte de un grupo. «Hay que decirlo: vivimos en una sociedad que margina a las personas con alguna discapacidad o las personas que enfrentan alguna enfermedad».
El baile se vuelve incluso necesario para sentir que valen algo, pues los pacientes generalmente son personas con edad avanzada, que no consigue trabajo y que incluso son rechazados por su propia familia. «Te das cuenta de la complejidad del problema: se trata de gente que no sólo enfrentan problemas físicos, sino también emocionales y económicos».
«En la danza se unen el sentimiento y lo físico. Lo que exige el tango es constancia, y todos los integrantes del grupo han sido constantes», declaró Brandy, quien trabaja con pacientes de Parkinson de la Asociación Mexicana de Parkinson, en la Ciudad de México.
Fuente: Cultura Colectiva.