¿Qué hay que hacer para tener un Oscar?
En la industria del cine le dirán que para conseguir el galardón que otorga la Academia de Hollywood hay que tener talento, trabajar muy duro, estar en la película adecuada en el momento adecuado y que la suerte le sonría, todo al mismo tiempo.
En cambio, algunas personas menos escrupulosas le recomendarán que, si su sueño es colocar la preciada estatuilla dorada sobre la chimenea del salón de su casa para alardear frente a sus amigos, lo mejor que puede hacer es desembolsar una gran suma de dinero y comprarla en una subasta o en el mercado negro.
Y es que los Oscar son tan codiciados entre los artistas como entre los coleccionistas cinéfilos, algunos de los cuales son capaces de casi todo para hacerse con uno de estos premios.
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El principal problema del mercado de compraventa de este galardón que se entrega desde 1929 es la falta de suministro.
Desde 1950 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS, por su sigla en inglés) hace que todos los ganadores de la estatuilla firmen un contrato por el que, en caso de que quieran venderla ellos o sus herederos, deben primero ofrecérsela a la institución que se la otorgó por el simbólico precio de US$1.
Por eso, la mayoría de estatuillas entregadas después de ese año que han cambiando de manos lo han hecho en el mercado negro y, en caso de haber sido subastadas de manera más o menos pública, los abogados de la AMPAS han batallado para frenar la venta.
Es decir que el que quiera comprar un Oscar legalmente, tendrá que conseguir uno que haya sido entregado antes de 1950 y esos son precisamente los que escasean y los que alcanzan sumas astronómicas.
Además, incluso con esos galardones, la AMPAS suele amenazar con presentar una demanda con la intención de que los costos legales de un eventual proceso hagan que los vendedores se echen para atrás.
Cifras astronómicas
Según explicó en un artículo de 2013 el periodista estadounidense Pete Hammond de la publicación Deadline Hollywood, los expertos creen que a lo largo de las décadas pueden haberse vendido unas 200 estatuillas, la mitad de las cuales habrían sido entregadas por la AMPAS con posterioridad a 1950.
Es por eso que muchas de esas transacciones no se han hecho públicas.
Entre las compraventas de las que sí se conocen los detalles, se destacan los US$1,54 millones que el fallecido cantante Michael Jackson pagó en una subasta en 1999 para hacerse con el Oscar a la mejor película logrado por «Lo que el viento se llevó» en 1940.
En 2003, el mago David Copperfieldcompró la estatuilla que consiguió el director Michael Curtiz por «Casablanca» en 1944 por US$232.000.
El Oscar que le fue entregado a Orson Welles por el guión de su clásico filme «Ciudadano Kane» en 1942 se vendió a fines de 2012 por unos US$860.000.
Hay quienes quieren más, como el director estadounidense Steven Spielberg, que tiene en su haber tres Oscars.
Spielberg adquirió en sendas subastas por una suma combinada superior a US$1 millón las estatuillas doradas obtenidas por Clark Gable en 1935 y Bette Davis en 1939, para luego gentilmente donárselos a la AMPAS.
Lo mismo hizo el actor Kevin Spacey, quien compró en 2001 por más de US$150.000 el Oscar logrado en 1946 por el compositor George Stoll para dárselo a la academia.
Mercado negro
¿Y cuánto se paga en el mercado negro por las estatuillas entregadas con posterioridad a 1950?
Nadie lo sabe a ciencia cierta aunque los expertos creen que su precio es menor al de los premios otorgados con anterioridad a esa fecha, ya que entre otras cosas, quien las compra tiene difícil alardear públicamente de ser su propietario.
Una cifra indicativa la da la demanda presentada recientemente por la AMPAScontra los herederos del director de fotografía Robert Surtees, quienes presuntamente vendieron en eBay por unos US$40.000 el Oscar que este ganó en 1953.
«Es difícil calcular cuántas estatuillas se han intercambiado en el mercado negro y a qué precio. Nos solemos enterar cuando la Academia de Hollywood presenta un demanda», comenta Eriq Gardner, editor de la revista The Hollywood Reporter.
«No hay duda de que las estatuillas más valiosas en el mercado negro son las más antiguas, ya que son las más preciadas por los coleccionistas», dice Gardner en conversación con BBC Mundo.
«Luego, cualquier Oscar que sea al mejor director o al mejor actor o actriz, que son los galardones más codiciados».
Según Gardner, los Oscar que cambian de propietario sin permiso de la Academia «se suelen vender a través de los mismos canales que el arte robado, utilizando intermediarios y sin hacer publicidad de las operaciones».
«Estas estatuillas son un objeto excepcional, ya que no hay manera de obtenerlas a no ser que te las ganes, así que el deseo de tener una puede llevar a algunos a utilizar rutas ilegales», apunta el editor de The Hollywood Reporter.
Hay algunos coleccionistas de Oscars que parecen no tener miedo a la AMPAS, como el suizo Mario Cortesi, quien -según la revista Forbes- tiene en su colección de objetos cinematográficos varias estatuillas entregadas con posterioridad a 1950.
Forbes afirma que Cortesi compró su primer Oscar en 1989 por un precio de US$16.000. Se trata del galardón logrado en 1951 por la película «Un americano en París».
Probablemente más de uno de los nominados en la ceremonia de entrega de los Oscar que se celebrará este domingo 28 en Los Ángeles estarían dispuestos a pagar eso o incluso más por llevarse la estatuilla a casa sin tener que pasar los nervios de la gala.
Fuente: BBC