Harper Lee, la autora de la novela “Matar un ruiseñor”, cuyo retrato de la injusticia racial en Alabama le llevó a vender más de 10 millones copias en menos de dos décadas, murió hoy a la edad de 89 años.
Mary Jackson, funcionaria en Monroeville, Alabama, donde Lee residía, confirmó la muerte de la escritora sin proporcionar mayores detalles.
La editorial HarperCollins confirmó la muerte de Lee en un comunicado, “murió en paz anoche”, anotó.
El mundo sabe que Harper Lee fue una escritora brillante, pero lo que muchos no saben es que fue una extraordinaria mujer de gran alegría, humildad y bondad”, señaló Michael Morris, presidente de la casa editora.
La novela convirtió a Lee en una celebridad literaria luego que ganó el premio Pulitzer en la categoría de ficción al siguiente año de su publicación en 1960. “Matar un ruiseñor” ha alcanzado ventas por más de 30 millones de dólares y continúa editándose.
En 1961 se estrenó la película basada en su libro, que en México se conoció como “¿Cómo matar a un ruiseñor?”.
La novela narra la defensa de Atticus Finch, un abogado en un pequeño pueblo del sur estadunidense, del afro-estadunidense Tom Robinson acusado falsamente de violar a una mujer blanca.
Lee se mantuvo prácticamente fuera de la luz pública por más de 50 años, raramente dio entrevistas o se presentó a recibir reconocimientos.
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Considerada autora de una sola obra, en febrero de 2015 la casa editorial Harper Collins anunció sus planes para publicar un manuscrito perdido que Lee habría presentado a sus editores en 1957, bajo el título de “Ve y pon un centinela”.
Las ventas de casi 10 millones de ejemplares para fines de la década de los 70, dio muestra del éxito instantáneo del libro.
El Consejo Nacional de Maestros de Inglés reportaba en 1988 que “Matar un ruiseñor” se enseñaba en 74 por ciento de las escuelas secundarias de Estados Unidos, al igual que otras obras de la literatura universal incluyendo “Romeo y Julieta”, de William Shakespeare, y el “Gran Gastby”, de Scott Fitzgerald.
La publicación de “Ve y pon un centinela” el año pasado, ocasionó críticas entre el público afro-estadunidense porque presenta al personaje Atticus en la tercera edad con posturas racistas, asistente regular de reuniones del grupo supremacista Ku Klux Klan.