Organizaciones civiles denuncian que en Siria es donde se registran acciones sistemáticas contra instituciones médicas.
El doctor Mohammed Wassim Maaz era uno de los pocos pediatras que quedaba en la ciudad siria de Aleppo hasta que un ataque que se cree fue lanzado por fuerzas del gobierno destruyó el hospital al Quds donde trabajaba y mató a Maaz y a decena de colegas, pacientes y otros civiles.
El ataque del 27 de abril fue una de miles de acciones de este tipo registradas en los últimos años contra instalaciones médicas en el Medio Oriente y otros sitios que han matado a cientos de personas en abierta violación de las normas humanitarias internacionales. Han sido atacadas instalaciones en Siria, Afganistán, Irak, Yemen y Sudán del Sur, informa AP.
Las acciones han hecho que el símbolo reconocido universalmente de la Cruz Roja, que se supone ofrece protección, haya pasado a ser un objetivo de la guerra, y que salga a la luz la incapacidad de la comunidad internacional para prevenir y castigar esos ataques.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas denunció los ataques y exigió que todas las partes en conflicto protejan las instalaciones médicas, su personal y a los pacientes. Pero algunos de los miembros más poderosos del consejo, que apoyaron la resolución, podrían no ser del todo inocentes.
Fuerzas estadounidenses atacaron una clínica el año pasado en Afganistán, matando a 42 personas. El Pentágono comprobó que el ataque fue producto de un error humano y aplicó castigos a 16 miembros del personal militar, incluido un general de dos estrellas. La organización caritativa Médicos sin Fronteras, que administraba el hospital, pidió una investigación independiente.
Ha habido instalaciones médicas atacadas por la coalición encabezada por Arabia Saudita y apoyada por Estados Unidos en Yemen.
Ataques intencionales
Rusia, asimismo, ha sido vinculada con esos ataques. Sus fuerzas, que apoyan al presidente sirio Bashar Assad, han sido acusadas de atacar intencionalmente hospitales. Las fuerzas de Assad han sido acusadas de atacar blancos civiles en su afán por contener una insurrección popular y de hacer que no se pueda vivir en zonas controladas por los rebeldes.
La organización Médicos por los Derechos Humanos dice que en Siria se han producido las acciones más generalizadas y sistemáticas en contra de instituciones médicas que se han registrado en el mundo.
«Las instalaciones médicas, que se supone son sitios donde la gente puede buscar alivio a sus sufrimientos, han pasado a ser lugares donde impera la brutalidad y la muerte», declaró Susannah Sirkin, una de las directoras de esa agrupación basada en Nueva York.
La Convención de Ginebra estipula que los hospitales, los médicos y los pacientes no pueden ser atacados durante los conflictos. Atacarlos constituye un crimen de guerra. Si bien ha habido violaciones en el pasado, organizaciones de ayuda dicen que la crueldad y la frecuencia con que se suceden en la actualidad no tienen precedentes.
Cerca de 740 médicos y demás personal fallecieron en más de 360 ataques a hospitales en Siria desde el comienzo de la guerra civil en el 2011, según Médicos por los Derechos Humanos. Un estudio del Comité Internacional de la Cruz Roja documentó 2,400 ataques contra pacientes, personal médico e instalaciones médicas entre el 2012 y el 2014.
Blancos militares
Médicos sin Fronteras (MSF) dice que al menos 100 miembros del personal y pacientes murieron y 130 resultaron heridos en bombardeos a más de 80 instituciones con las que trabaja esa organización en el 2015 y principios del 2016.
Los hospitales y médicos del Medio Oriente y de otros lugares son atacados simplemente porque tratan a pacientes de ambos bancos del conflicto o porque se encuentran cerca de lo que se percibe como blancos militares.
La atención a los pacientes en zonas de guerra resulta hoy tan peligrosa que algunos hospitales empiezan a manejarse en forma clandestina y los residentes de algunas comunidades de Siria han protestado los esfuerzos por reabrir hospitales bombardeados por temor a que vuelvan a ser atacados, según MSF.
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Buenas intenciones
El lunes, 80 gobiernos y decenas de líderes mundiales, incluida la canciller alemana Angela Merkel, inauguraron una Cumbre Humanitaria Mundial en Estambul. El encuentro, que es el primero de su tipo, fue convocado por el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en respuesta a los desafíos humanitarios que enfrente el mundo y se espera la presencia de seis mil personas, incluidos directores de organismos de asistencia y líderes del sector privado.
MSF, sin embargo, dijo que se retiraba porque consideraba que la conferencia una mera expresión «de buenas intenciones».
Según el organismo internacional, la conferencia «pondrá a los estados al mismo nivel que las organizaciones no gubernamentales y las agencias de la ONU, que no tienen sus poderes ni sus obligaciones», haciendo que los estados tengan menos responsabilidades.
El gobierno de Assad niega haber atacados hospitales o áreas civiles y acusa a los rebeldes de atacar clínicas del gobierno. Pero el enviado de Siria a la ONU, Bashar Ja’afari, acusó a MSF de ser espías franceses y dijo que son los responsables de los ataques a sus instalaciones porque operan en sitios que no están controlados por el gobierno.
Matan a cientos
El ataque al hospital al Quds fue un llamado de atención sobre los peligros que enfrentan los trabajadores de la salud. En todo el mundo se vieron filmaciones de circuito cerrado de los últimos momentos de Maaz. Se lo ve en batas para operaciones y pantuflas, dedicado a sus labores.
Maaz tenía 36 años y era el pediatra más importante que quedaba en Aleppo, ciudad del norte de Siria asediada por fuerzas del gobierno, curdas y de la agrupación Ejército Islámico. Era un hombre de hablado suave, barbudo, que se estaba quedando pelado, tan devoto a su profesión que rechazó una beca para estudiar en Francia y oportunidades de trabajo en sitios más seguros. Dormía en el hospital para velar por sus pacientes de noche, según sus colegas.
«Al matar a un médico, el régimen y sus aliados matan a cientos de niños que atendía», sostuvo el doctor Osama Abao Elezz, cirujano general de Aleppo.
El hospital al Quds reabrió sus puertas recientemente. Otro médico se ofreció como voluntario para ocupar el lugar de Maaz. Cuando habló con la Associated Press, pidió que se usase solo su nombre de pila, Hatem, por razones de seguridad.
«Si (Assad) sigue atacando hospitales, tendremos que tener hospitales clandestinos», afirmó Hatem.
Fuente:Sipse