La función visual madura entre los 8 y los 10 años de edad, cuando el cerebro “aprende a ver”. Un defecto visual puede impedir que el cerebro reciba la estimulación necesaria.
Si las imágenes que llegan a la corteza cerebral son defectuosas y este problema no se soluciona antes de la edad escolar, la capacidad visual del niño seguirá dañada, lo cual dificultará el aprendizaje y causará problemas en la escuela, así como una evolución inapropiada de las facultades intelectuales del niño.
Por fortuna, la mayoría de los defectos visuales pueden corregirse, según la edad a la que se descubran y empiecen a tratar.
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Como los niños no saben si ven bien o no, es común que no comenten a sus padres que tienen un problema visual. La aparición de uno o más de estos signos puede ser razón para acudir al oftalmólogo:
- Enrojecimiento de los ojos.
- Conjuntivitis.
- Caída de pestañas o aparición de granos en los párpados.
- Parpadeo constante, estrabismo, o necesidad de inclinar la cabeza para prestar atención.
- Fuerte parpadeo ante la luz solar.
- Cansancio ocular o parpadeo frecuente después de leer.
El oftalmólogo puede evaluar el estado de la visión de tu hijo, y dar un diagnóstico y un tratamiento.
Fuente: Revista selecciones