CANCÚN, Q. ROO.- Desde el año pasado, la ciudad de Cancún registró un alza sostenida tanto en la comisión de delitos de alto y mediano impacto como en la percepción de inseguridad ciudadana, revela un documento del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de
Diputados. Cinco indicadores del destino turístico califican con niveles “alto” y uno “muy alto”.
De acuerdo con el informe, la percepción de inseguridad que tienen los ciudadanos de Cancún es “muy alta”, similar a la de Iztapalapa, Ciudad de México; Tapachula, Chiapas, o Ecatepec, Estado de México.
Los cancunenses se sienten particularmente inseguros en los bancos y en los cajeros automáticos. Además, siete de cada 10 consideran que la delincuencia es el mayor problema que enfrenta la ciudad.
El estudio califica la incidencia de delitos de alto impacto como el feminicidio, el homicidio (culposo o doloso) y el secuestro. Y de mediano impacto como la extorsión, el robo con violencia (tanto de vehículo como casa habitación, negocio o a transeúntes), la violación y la agresión sexual.
Con respecto del feminicidio, Cancún mantiene un nivel de incidencia “alto”, similar al de Manzanillo, Colima, o Culiacán, Sinaloa.
Por debajo de Ciudad Juárez, Chihuahua, o Villa Hermosa, Tabasco, que presentan niveles “muy altos”.
Y por encima de ciudades como Guadalajara, Jalisco (moderado), y Saltillo, Coahuila (bajo).
El feminicidio es definido en el documento como “el asesinato de mujeres debido a su condición de género. En este caso, el asesinato lo ejecuta un hombre, generalmente por odio y con un alto grado de violencia antes y después del asesinato. Es la máxima expresión de violencia hacia una mujer”.
Con respecto de los homicidios, Cancún mantiene un nivel de incidencia “alto”, como el de las ciudades de estados vecinos Mérida, Yucatán, y Campeche, Campeche.
Por debajo de otras como Tijuana, Baja California (“muy alto”) y por encima de otras, como Tlaxcala, Tlaxcala (moderado).
Se refiere al homicidio como el delito por el que se priva de la vida a una o más personas.
“También se le puede llamar asesinato y puede ser planeado o no y responder a una serie de causas, motivos o circunstancias variadas”.
En materia de secuestro, Cancún también presenta un nivel de incidencia “alto”. Aquí comparte valores similares a los de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, y Monterrey, Nuevo León. Se encuentra por debajo del nivel “muy alto” de Mazatlán, Sinaloa, y Nuevo Laredo, Tamaulipas. Y por encima del nivel “moderado” de, por ejemplo, Colima, Colima, y “bajo” de San Pedro Garza García, Nuevo León.
Como secuestro se entiende en el documento a “la privación de la libertad de una o más personas por distintos períodos (pueden ser pocas horas, hasta meses o años) en el que el secuestrador exige dinero o algún otro beneficio a cambio de la vida de la persona secuestrada. El secuestro también puede implicar la retención de las personas para ejercer algún tipo de trabajo en contra de su voluntad y bajo amenazas para que ésta no intente huir o escapar”.
Acerca de la extorsión, Cancún presenta un nivel de incidencia “alto”, como, entre otros, Durango, Durango. Superior a Tampico, Tamaulipas (“moderado”) e inferior a Los Mochis, Sinaloa, o Acapulco, Guerrero (“muy alto”).
La extorsión “consiste en exigir dinero o algún bien a cambio de no afectar, dañar o perjudicar a un ser querido, a un conocido o un bien inmueble, ya sea casa, negocio o propiedad”.
Con respecto del robo con violencia, Cancún aparece también con nivel de incidencia “alto”, al igual que Puerto Vallarta, Jalisco.
Menor al de Nuevo Laredo, Tamaulipas, y Fresnillo, Zacatecas, que padecen un nivel “muy alto”.
Y superior al de Querétaro, que presenta un nivel “moderado”.
“El robo con violencia consiste en la apropiación de algún bien a través de un acto violento; esto implica generalmente la agresión física y/o verbal, incluso la muerte.”
Finalmente, en materia de violación y agresión sexual Cancún también presenta un nivel de incidencia “alto”, como otras cinco ciudades de la República. Se trata del “acto de tomar por la fuerza y en contra de su voluntad a una persona para tener relaciones sexuales que incluye la penetración vaginal, oral o anal forzada”.
El estudio, titulado Comportamiento Espacial de los Delitos de Alto y Mediano Impacto en el País, advierte que “un delito no necesariamente conlleva una acción, sino que la omisión también puede formar parte de un delito”.
FUENTE: Luces Del Siglo