LA HABANA, CUBA. El gobierno cubano se sumó este martes a las críticas internacionales contra la reciente decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de clasificar al fentanilo como un “arma de destrucción masiva”. A través de su canciller, Bruno Rodríguez, la isla advirtió que esta medida busca fabricar justificaciones para posibles acciones militares contra naciones soberanas en América Latina y el Caribe.
Si bien el canciller cubano reconoció que el consumo de este opioide es un «problema real y grave», denunció que la Casa Blanca pretende utilizar la crisis sanitaria como un instrumento de política exterior agresiva.
⚠️ Los argumentos de la Cancillería Cubana
Para el gobierno de Cuba, el decreto firmado por Trump la semana pasada tiene trasfondos que van más allá de la salud pública:
Pretexto bélico: Rodríguez afirmó que la designación busca «construir pretextos mendaces» para derrocar gobiernos y usurpar recursos naturales en la región.
Culpabilidad corporativa: Cuba acusa a Washington de intentar encubrir la responsabilidad de las farmacéuticas estadounidenses, el mercado interno de estupefacientes y la prescripción indiscriminada de sustancias como la oxicodona.
Factores internos: El canciller señaló que EE. UU. ignora el origen multifactorial de la adicción en su país, incluyendo el acceso limitado y costoso a la salud pública.
🌎 Tensión regional en aumento
La postura de Cuba se alinea con la preocupación expresada previamente por México y otros países vecinos. Esta reclasificación del fentanilo ocurre en un contexto de alta presión militar por parte de Estados Unidos, que ha movilizado flotas en el Caribe y el Pacífico, lanzando advertencias directas contra los gobiernos de Colombia y Venezuela.
La designación de una droga como arma de destrucción masiva abre la puerta legal en EE. UU. para el uso de fuerzas especiales y recursos militares avanzados en el combate al tráfico, lo que para La Habana representa una amenaza directa a la estabilidad del hemisferio.
















