Una arquitectura en la que la participación comunitaria resulta esencial, alejada de los reflectores y de circuitos de moda es la que exhibe el pabellón de México en la 15 Bienal de Arquitectura de Venecia, inaugurada ayer.
La propuesta mexicana encaja con el lema “Reportando desde el frente”, elegido por el director artístico de la Bienal, el chileno Alejandro Aravena, que llama a reflexionar sobre el trabajo social y la participación colectiva en un mundo marcado por desigualdades, migraciones, calamidades naturales o crisis económicas.
Titulado Despliegues y Ensambles, el pabellón mexicano es el resultado de una convocatoria abierta, mediante la cual fue posible conocer propuestas de arquitectura social y participativa de todo el país, explica el curador, Pablo Landa.
“Increíblemente la mayoría de la arquitectura del país se hace sin la participación de arquitectos, ni de ingenieros. Es un campo gigantesco, en el que los arquitectos tienen mucho que aportar”, destaca el curador.
El planteamiento mexicano reúne mecanismos y estrategias de autogestión y relata la experiencia nacional a partir de 31 propuestas que despliegan diversos casos de producción de vivienda y espacio público, arquitectura escolar y para la salud, obras de recreación y procesos de participación popular.
Uno de los proyectos elegidos es el Pabellón Cultural Migrante, construido en Tijuana para realizar talleres y facilitar el intercambio de conocimientos entre personas deportadas de Estados Unidos. Con seis metros de altura y 14 de largo, la estructura está construida con piezas de plástico reciclado y madera y su ensamblaje se puede realizar en un día. Otro proyecto seleccionado es el de la Cooperativa Palo Alto -la primera de vivienda del país-, fundada en 1971 por trabajadores de una mina de arena al poniente de la Ciudad de México, que ante el riesgo de ser desalojados diseñaron y edificaron casas permanentes de manera colectiva.
FUENTE: EL FINANCIERO