Varias compañías, como América Móvil y Rotoplas, ven pérdidas en el valor de sus acciones al tiempo de enfrentar trabas para crecer en el país sudamericano.
La crisis política y económica de Brasil está afectando a las grandes empresas mexicanas con operaciones en ese país.
Ayer, las acciones de Rassini, América Móvil y Coca-Cola Femsa cayeron en la Bolsa Mexicana de Valores, después de los reportes de un nuevo caso de corrupción que presuntamente involucra al presidente Michel Temer.
El precio de las acciones de América Móvil cayó 2.5%; le siguieron Rassini con una baja de 2.4% y Femsa, con un descenso de 2%. Por su parte, los títulos de Rotoplas, que también tiene operaciones en el país sudamericano, cerraron con un avance de 1.5%, aunque en intradía llegaron a bajar 2.4%.
Los problemas de las firmas nacionales en ese país no son nuevos. Muchas de esas compañías ya llevan un tiempo sufriendo para crecer en el país sudamericano, pese al gran potencial de negocio que representa por su elevada población.
Rotoplas, por ejemplo, obtenía el 38% de sus ingresos totales en Brasil en 2014. Pero ya entonces veía riesgos por su alta dependencia de las ventas al gobierno.
“Una disminución en las ventas a órganos y dependencias del gobierno de Brasil, así como una disminución en el consumo de los principales clientes de la compañía (…) podría tener un efecto adverso en las actividades, la condición financiera y resultados de operación”, mencionó en esa época en su prospecto de colocación a Bolsa.
Ese escenario se hizo realidad. La crisis económica y el recorte a programas de gobierno impactaron sus operaciones de la empresa en Brasil: sus ventas disminuyeron y cerró alguna planta. Las ventas en Brasil cayeron 64% en 2016, y pasaron a representar sólo el 6% del total.
El efecto tocó a América Móvil por las variaciones de tipo cambiario en Brasil, el segundo mercado más importante para la empresa de Carlos Slim después de México.
Como parte de sus resultados del primer trimestre del año, América Móvil indicó que en ese periodo “la actividad económica se mantuvo lenta en Brasil, pero pareció fortalecerse en el resto de la región”. De diciembre al cierre de marzo, la empresa agregó 205,000 clientes en la modalidad de postpago, segmento que creció casi 10%- y obtuvo ingresos de 8,905 millones de reales brasileños, una baja marginal de 0.5% con respecto al primer trimestre de 2016.
Este descenso fue motivado por la disminución de 45.5% en ingresos por equipo, que pasó de 249 millones de reales en el primer trimestre de 2016 a solo 136 millones de reales en los tres primeros meses de este año.
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“Nuestra plataforma en Brasil es muy buena, y todavía tiene muy buenas oportunidades para los próximos tres o cuatro años”, dijo a analistas en abril pasado el director general de América Móvil, Daniel Hajj.
Por su parte, la firma de autopartes Rassini también ha batallado en ese país. La autopartista dirigida por Eugenio Madero Bracho tiene dos plantas en Brasil situadas en São Bernardo do Campo, São Paulo, y en Nova Iguacu, Rio de Janeiro, además de un centro de distribución en Resende.
Desde hace tres años enfrenta una situación complicada en este mercado. Tras la caída en la producción de vehículos, tuvo que concentrar su producción en una de las plantas para reducir al máximo los costos y gastos de operación. De 2014 a 2016, la operación de Brasil pasó de representar el 30% de sus ventas totales a sólo el 10%.
“A pesar de la situación por la que atraviesa, es un polo de desarrollo automotriz en el que debemos de estar. Estamos listos para capitalizar las oportunidades de este mercado cuando las cosas mejoren”, dijo Madero a Expansión a finales de 2016.
Por el contrario, para Coca-Cola Femsa, Brasil representa el segundo mercado más importante por población atendida, con 87.7 millones de personas, es decir, el 23% de la población total atendida (y de las ventas) del embotellador de Coca-Cola más grande del mundo.
Además, en diciembre de 2016, la empresa concluyó la adquisición de Vonpar en Brasil, uno de los embotelladores más grandes del sistema Coca-Cola en ese país. La operación, señaló la empresa en su reporte anual, “incrementará nuestro volumen en Brasil en un 25%, permitiéndonos alcanzar 49% del volumen del sistema Coca-Cola en este país”.
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Sin embargo, aunque en 2016 las ventas aumentaron 23%, analistas de Citibanamex prevén una débil demanda de refrescos en Brasil en lo que resta de 2017, un escenario que se complica aún más con el anuncio de Heineken, en abril, de que terminará su contrato de distribución de cerveza con KOF (Femsa) Brasil. “Lo cual, de completarse, reduciría las ventas anuales del grupo en 7% (excluyendo Filipinas)”, explicaron esos expertos en un documento.
FUENTE: EXPANSIÓN