Hoy Gerard Depardieu era condenado a 18 meses de prisión sin condena por una doble agresión sexual durante el rodaje de ‘Les volets verts’ a una decoradora y una ayudante de dirección. Ha sido uno de los procesos más mediáticos en el #MeToo francés, una ola que prometía arrancar el año pasado en Cannes (tarde, teniendo en cuenta que en el otro gran gigante de la industria audiovisual, Estados Unidos, sucedió en 2016), pero que finalmente no ha sucedido (casi) en absoluto.
Por ello, la prensa ha preguntado directamente sobre el tema a la Presidenta del Jurado de la 78ª edición del Festival de Cannes y también Presidenta de la Academia del Cine Europeo desde el pasado mayo. La respuesta de Binoche ha sido elegante, pero no falta de contundencia. Se ha referido al apelativo que la industria francesa suele emplear para referirse a Depardieu: “la vaca sagrada del cine francés”, aunque en francés se emplea el término “monstruo sagrado”.
“El concepto de ‘monstruo sagrado’ siempre me ha molestado, porque en primer lugar no es un monstruo, es un hombre y que al parecer ha sido desacralizado por hechos que han sido llevados ante la justicia”, espetaba. “Una estrella de cine es un hombre, un rey es un hombre, un presidente es un hombre. Entonces para mí no son sagrados. Ni cuando algo sucede y [sobre ello] creamos, interpretamos o escenificamos, lo sagrado no nos pertenece. Cuando desacralizamos, como ha pasado ahora, eso nos obliga a pensar en el poder de alguien que toma el poder”, pero resolvía: “Pero el poder está en otra parte”.
Eso es cubrirse de elegancia, algo que la prensa ha agradecido en una rueda bastante marcada por la cobardía. Enseguida os contamos. Pero Juliette, naturalmente, tenía razones para hablar alto y claro alrededor del caso. Primero, porque ha hablado ya en favor del #MeToo, reconociendo que la “ola” vino tarde para la industria francesa y dando su apoyo a las víctimas. Pero Binoche nunca se ha mojado como podría hacerlo alguien de su estatus. De hecho, llego a animar a las víctimas que no se sentían capaces de denunciar que actuaran para purgarse: “No es necesariamente hablando ante un micrófono que se revelan cosas”, comentó en una entrevista de 2024 a Libération.
El historial Binoche-Depardieu, asunto escabroso
Si Juliette Binoche, que ante la prensa ha callado al respecto de tantos otros temas “controvertidos”, ha hablado ahora es, quizás, como suerte de última palabra en la relación entre ambos gigantes del cine francés, muy tensa: “La vaca sagrada” Depardieu se lució insultando a la actriz en una entrevista de 2010 (cuando lo de “sagrada” no se contestaba con cargos por agresor sexual). De Binoche, que en aquel momento llevaba unas cincuenta películas en su historial y ya había ganado el Oscar por ‘El paciente inglés’ (1997), dijo: “Es nadie. Me gustaría mucho saber por qué ha sido tan respetada durante tantos años. No tiene nada. ¡Absolutamente nada! Comparada con ella, Isabelle Adjani es genial, aunque esté completamente loca. O Fanny Ardant: es magnífica, impresionante. ¿Pero Binoche? ¿Qué ha tenido a su favor?”.
Binoche en aquel momento no contestó, aunque había compartido reparto con él en dos películas anteriores, ‘El húsar en el tejado’ de Jean-Paul Rappeneau (1995) y la colectiva ‘Paris, je t’aime’ (2006). La reconciliación parecía venir en 2017, cuando acudió al actor antes de aceptar el papel protagonista en ‘Un sol interior’, de Claire Denis. En palabras de Binoche, le habló “con franqueza” sobre cómo se sentía: “Él me respondió que [en 2010] estaba diciendo muchas tonterías y que no le prestara atención”.
Hoy, aunque sobre las conductas de Depardieu quede nada que decir, callar se siente casi ofensivo. Binoche jugaba en casa: han pasado cuarenta años desde que se descubriera al gran público con ‘La cita’ de André Téchiné (1985), ganadora en Cannes del premio a la Mejor Dirección. “Nací en el Festival de Cannes”, ha reconocido. Un año después sería nominada por primera vez al César, y desde entonces ha trabajado con cineastas de la talla de Michael Haneke (‘Caché’, ‘Código desconocido’), David Cronenberg (‘Cosmópolis’) o Abel Ferrara (‘Mary’), y tantas otras veces con compatriotas de cinefilia pura: Leos Carax, con quien hizo ‘Los amantes de Pont-Neuf’, ‘Mala sangre’ o ‘No soy yo’, con Olivier Assayas (‘Viaje a Sils Maria’), con Claire Denis (‘High Life’, Fuego’)…
Juliette Binoche: «El presidente Trump está tratando de proteger a su país y su pellejo»
Casi un centenar de películas a sus espaldas, premios en cada gran festival y el Goya de Honor (barremos para casa), la pasada inauguración del Festival de Cannes entregó la Palma de Honor a Meryl Streep como madrina emocionadísima. Este año, sucederá a la directora estadounidense Greta Gerwig (es la segunda mujer en el cargo en los 78 años del festival). En los papeles que han marcado estos últimos tiempos, además, ni un signo de la complacencia a la que se suele relegar a las mujeres a partir de cierta edad. Cualquiera pensaría que Juliette Binoche tiene potestad.
Pero Binoche no se ha atenido a la máxima de la familia Parker: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Así es que sólo se ha metido con quien ya está imputado por el juicio popular. Depardieu y Trump han sido los dos únicos temas sobre los que se ha postulado. Pensaríamos que Binoche –repetimos, la presidenta de la Academia del Cine Europeo– estaría dispuesta a hablar sobre la administración de Donald Trump y su reciente “presión” sobre el cine con sus aranceles, que ayer fue contestada por carta abierta por más de un centenar de instituciones y asociaciones de productores de todo el mundo.
“Entiendo que desde el principio el presidente Trump está tratando de proteger a su país. Pero nosotros tenemos una comunidad cinematográfica muy fuerte en nuestro continente, en Europa. Entonces, realmente no sé qué decir sobre eso”. Lo mismo que decir nada. “Creo que podemos ver que está luchando y tratando, de muchas maneras diferentes, de salvar a Estados Unidos y salvar su pellejo (his ass)”. Yo opino: decir lo evidente es igual a callar, y quien calla otorga. En fin, Binoche no tenía otra que declarar algo, lo que fuera, porque en calidad de Presidenta del Jurado no podía ahorrarse la rueda de prensa, como sí ha hecho Tom Cruise.
Sobre el cambio en la polémica (risible) política de los tacones: «Es una muy buena idea»
Habitualmente, los grandes estrenos Fuera de Competición del primer fin de semana suelen acompañarse de una comparecencia, pero el estadounidense ha decidido mantenerse alejado de los micrófonos. La octava película de ‘Misión: Imposible’ llega entre tumultos políticos y el desafío de Cruise al estudio Paramount, con el acuerdo que firmó con Warner semanas atrás. Así que Cruise, simplemente, ha optado por no acercarse a la prensa.
Mejor el silencio al espectáculo de todo un Jurado de estrellas, acobardadas ante la mínima posibilidad de mojarse en lo político. Estrellas del calibre de Halle Berry, Alba Rochrwacher o Jeremy Strong, reunidas alrededor de Binoche, callando ante preguntas sobre temas de actualidad cinéfila candente. Este año, por ejemplo, finalmente se ha derogado la norma que obligaba a las mujeres a acceder al Gran Teatro Lumière con tacones. Una regla que dejó fuera de la sala a varias personas del equipo técnico de ‘Carol’ en 2015, que iban en zapatos planos, y a la esposa de Asif Kapadia por el estreno de ‘Amy’.
Kristen Stewart o Julia Roberts desafiaron la norma descalzándose los tacones al subir la alfombra roja, pero hasta la regulación de 2025 que no se ha ampliado el calzado permitido a mujeres (como si los hombres no pudieran llevar tacones, y naturalmente ignorando al colectivo no binario) reconociendo los “zapatos elegantes o sandalias con o sin tacón”. Juliette Binoche simplemente ha bromeado: “Es una muy buena idea, lo digo por experiencia”.
Cuando a la Presidenta del Jurado se le ha pedido (dos veces) que se posicionara sobre el genocidio en Gaza, primero ha desviado la pregunta a un incrédulo Hong Sang-soo, sentado a su derecha como otro miembro del Jurado, y luego ha dicho: “Ya lo entenderéis después”. Si es porque planea llevar un pin pacifista a la inauguración… Las grandes declaraciones genéricas no le faltan, eso sí: “El cine siempre ha sido un lugar emocionante, como dicen en francés. Mucha gente necesita escuchar de los artistas, con sensibilidad y con habilidades. El mundo se está dirigiendo hacia lugares muy peligrosos, y cuanto más vayamos hacia esos lugares peligrosos, más necesitaremos que el arte sobreviva, tener una comunidad que nos dé esperanza y conexión”. Voy a llorar.
FUENTE: FOTOGAMAS