Según establecimientos en Albuquerque y Santa Fe, las piñatas de Trump han tenido una alta demanda y las han comprado no solamente personas de origen latino
Las piñatas con la efigie del precandidato presidencial republicano Donald Trump se han vendido como pan caliente en dos de las ciudades más grandes de New Mexico, el estado con mayor porcentaje de habitantes hispanos.
Según establecimientos en Albuquerque y Santa Fe, las piñatas de Trump han tenido una alta demanda y las han comprado no solamente personas de origen latino.
Jose Carlos Andre, gerente de la carnicería mexicana El Paisano en Santa Fe, dijo al periódico The Santa Fe New Mexican (http://goo.gl/Y3Yn7v ) que, cuando se corrió la voz de que en el lugar se vendían piñatas del magnate convertido en político, incluso personas blancas comenzaron a llegar para comprarlas.
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Por curioso que parezca, nos está haciendo ganar dinero», dijo Andre, de 26 años.
Las piñatas de Trump se agotan muy pronto en las tiendas debido a su popularidad, en especial entre los inmigrantes mexicanos.
La Dulcería Puebla, en Albuquerque, también vende estas piñatas y los empleados afirman que se acaban muy pronto.
Las piñatas del precandidato republicano tuvieron repentinamente alta demanda en las ciudades estadounidenses con grandes poblaciones hispanas luego de que el multimillonario emitió comentarios contra los inmigrantes mexicanos.
Cuando México manda a su gente, no manda lo mejor», dijo Trump a mediados del año pasado. «Están enviando a personas que tienen muchos problemas, y esas personas traen esos problemas a nosotros. Traen drogas. Traen delincuencia. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas».
Ahora él marcha al frente en las encuestas en el proceso interno para la elección del candidato presidencial del Partido Republicano.
Grupos de derechos civiles censuraron enérgicamente los dichos del precandidato presidencial.
La gobernadora de New Mexico, la republicana Susana Martinez —la única gobernadora de origen mexicano-estadounidense en el país-, también criticó a Trump por sus declaraciones.
Mientras tanto, el multimillonario ha continuado con su dura retórica. Ha insistido en que desea construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, financiado por los mexicanos, para frenar la inmigración no autorizada.
Dos expresidentes mexicanos, Vicente Fox y Felipe Calderón, así como el papa Francisco, censuraron recientemente las propuestas migratorias de Trump.
Según encuestas, el precandidato republicano es ampliamente impopular entre los electores hispanos.
La gran demanda de piñatas de Trump ha mantenido a los fabricantes y a los vendedores muy activos de costa a costa de Estados Unidos y al sur de la frontera. Muchas familias las compran para romperlas en fiestas de cumpleaños, aunque otros simplemente las adquieren para ridiculizar al multimillonario.
Tai Ayers, de 41 años, que vive cerca de El Paisano, dijo que antes del viernes ella jamás había puesto un pie en la carnicería cuyos clientes son principalmente inmigrantes mexicanos en Santa Fe.
Indicó que compró la piñata para la fiesta con la que celebraría el domingo el cumpleaños de ella y su hijo de 4 años.
En declaraciones al periódico The Santa Fe New Mexican, Ayers dijo que se enteró por una amiga de que El Paisano tenía a la venta piñatas de Trump.
Me percaté completamente de la ironía», declaró mientras compraba en el Sam’s Club las golosinas con las que rellenaría la piñata. «En realidad me hizo sentir bien comprar esto porque es exactamente a quien quiero dar mi dinero, a un establecimiento local que atiende a inmigrantes».
En julio, Ignacio Padilla, un extesorero del Partido Republicano en el condado Santa Fe, recorrió la ciudad en su convertible Triumph Spitfire. Llevaba una piñata de Trump en el asiento del pasajero del vehículo.
La piñata traía un letrero que decía «racista». Después, Padilla invitó a las personas a que la rompieran en la plaza.
La travesura le valió ser despedido como tesorero del partido.
Padilla, de 72 años, dijo en fecha reciente que todavía conserva la piñata, ahora con la cabeza rota.
Fuente: Excelsior