En Ámsterdam, una serie de violentos enfrentamientos estallaron entre hinchas israelíes y miembros de la comunidad musulmana local tras el partido de fútbol de la Liga Europa entre el Maccabi Tel Aviv y el Ajax. El conflicto comenzó cuando, el miércoles previo al partido, un grupo de aficionados israelíes robó y quemó una bandera palestina, mientras que otros atacaron un taxi conducido por un musulmán. Este acto desató una ola de violencia que culminó en agresiones físicas en las calles de la ciudad.
El jueves, miles de aficionados israelíes se encontraron rodeados por la policía después de los enfrentamientos en los alrededores del Holland Casino, donde varios de ellos fueron atacados por grupos de personas enmascaradas, a menudo en bicicletas eléctricas, que los golpearon y persiguieron por el centro de la ciudad. La policía informó de al menos 63 detenciones, pero la mayoría se produjeron antes del partido, no durante los disturbios posteriores.
La violencia se intensificó tras el encuentro deportivo. Videos verificados mostraron cómo algunos hinchas israelíes, al sentirse amenazados, se defendieron armándose con palos y objetos de construcción, mientras otros huían de los atacantes. Los agresores, por su parte, identificaban a sus víctimas por su identidad judía o israelí, lo que ha sido interpretado como ataques antisemitas.
El clima de tensión en la ciudad se debía en parte a la creciente frustración de la comunidad musulmana neerlandesa por la política israelí en Gaza, exacerbada por las acciones provocativas de algunos aficionados israelíes. A pesar de que las autoridades de Ámsterdam permitieron numerosas protestas pacíficas relacionadas con Gaza, los disturbios generaron un fuerte debate sobre la gestión de la seguridad en la ciudad, en especial en un contexto de polarización política.
La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, y otros funcionarios locales fueron criticados por no haber tomado medidas más estrictas para evitar los enfrentamientos, a pesar de las advertencias previas sobre la posibilidad de violencia. Además, la noticia de que un guardia de seguridad del casino había hecho comentarios provocativos en un chat de grupo, lo que sugirió complicidad en los actos de violencia, intensificó la controversia.
Mientras tanto, el gobierno israelí organizó vuelos para devolver a sus aficionados a casa, y algunos de los hinchas, al regresar, continuaron replicando los cánticos incendiarios contra árabes y gazatíes. La situación desbordó el debate sobre el antisemitismo y el islamofobia en Europa, y dejó en evidencia las crecientes tensiones entre las comunidades judía y musulmana en Ámsterdam.
El caso está siendo investigado por las autoridades neerlandesas, que han señalado que presentarán un informe detallado la próxima semana, en un contexto de creciente preocupación por el impacto del conflicto de Gaza en la seguridad y la cohesión social en los Países Bajos.
FUENTE: NYTIMES