Río de Janeiro, Brasil. Cientos de manifestantes marcharon este viernes en Vila Cruzeiro, parte del complejo de favelas Penha, para protestar por la redada policial ocurrida días antes, que se ha catalogado como la más letal en la historia de Río de Janeiro y que dejó más de 100 muertos. Los manifestantes exigieron la renuncia del gobernador estatal, Cláudio Castro.
Residentes, activistas, políticos y familiares de víctimas de operaciones policiales anteriores se unieron en la favela, donde días antes se recogieron decenas de cuerpos tras el violento operativo.
Cifras de Víctimas y Acusaciones
El operativo, que movilizó a unos 2,500 policías y soldados contra la banda Comando Rojo, resultó en un alto número de víctimas mortales:
- Reporte Policial: Al menos 121 personas murieron, incluidos cuatro policías.
- Defensor Público de Río: La oficina del defensor público reporta 132 personas fallecidas.
La indignación se centró en el gobernador Cláudio Castro, aliado de Jair Bolsonaro y opositor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
“¡Cobarde, terrorista, asesino! Sus manos están manchadas de sangre”, denunció Anne Caroline Dos Santos, de 30 años, en referencia a Castro.
Manifestantes como Dos Santos acusaron a las fuerzas policiales de cometer tortura y ejecuciones extrajudiciales. La madre lamentó la situación: «Ahora las madres están luchando para recuperar los cuerpos de sus hijos y enterrarlos».
Tensión Política y Contexto de la Redada
Castro ha defendido el operativo, acusando al gobierno federal de abandonar a Río en la lucha contra el crimen organizado, lo cual el gobierno de Lula ha refutado.
La redada del martes tenía como objetivos declarados capturar a líderes del Comando Rojo y limitar su expansión territorial, una banda que ha crecido significativamente en Río y otras partes de Brasil. La operación desencadenó escenas de caos, incluyendo autos quemados utilizados como barricadas contra la policía.
Muchos manifestantes vestían de blanco, simbolizando el deseo de paz, y sostenían carteles con mensajes como «Basta de masacres» y «dejen de matarnos». Un residente de Vila Cruzeiro lamentó: «Esto es una desgracia para Brasil. Nada justifica esto».

















