El Palacio de Buckingham anunció este martes que la coronación del rey Carlos III se llevará a cabo el sábado 6 de mayo de 2023 en la Abadía de Westminster, en Londres.
Camila, la reina consorte, también será coronada en la histórica ceremonia.
Carlos se convirtió en monarca tras la muerte de la reina Isabel II, pero la coronación marcará una celebración simbólica de su nuevo reinado.
Será la primera coronación en casi 70 años -pues la última fue para Isabel II en junio de 1953- y la primera celebrada en sábado desde la del rey Eduardo VII en 1902.
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El Palacio de Buckingham ha indicado que la ceremonia combinará lo antiguo y lo moderno. Estará «basada en tradiciones de larga data», pero también «reflejará el papel del monarca en la actualidad y con miras hacia el futuro».
Camilla será coronada como parte del servicio, en una ceremonia similar pero más sencilla a la coronación del rey.
El rey de mayor edad
El rey Carlos cumplirá 74 años cuando ocurra su coronación, la edad más grande que haya tenido un nuevo monarca en la historia del trono.
Las coronaciones se han llevado a cabo en la Abadía de Westminster de Londres durante más de 900 años, con esa iglesia medieval como escenario de una ceremonia que es una mezcla de simbolismo religioso y constitucional.
El Arzobispo de Canterbury presidirá la unción, bendición y consagración del rey Carlos.
El servicio de coronación de Isabel II duró casi tres horas, pero fuentes reales sugieren que la ceremonia del próximo año será más corta, más diversa y con un número mucho menor de invitados.
En 1953 se construyeron gradas temporales dentro de la Abadía que permitieron 8.000 invitados. Pero la capacidad actual de la Abadía es de alrededor de 2.200, que probablemente sea el límite para el próximo año.
El entonces príncipe Carlos, a la edad de 4 años, estuvo entre los invitados que presenciaron la coronación de su madre.
Simbolismos
La próxima coronación ha generado expectativas sobre cómo Carlos III podría adaptar la ceremonia para su propia coronación, como la redacción de su juramento o si habrá un elemento multiconfesional en el servicio.
Muchos de los rituales han sido parte de la ceremonia durante siglos, y se entiende que los «elementos centrales» permanecerán, al tiempo que se reconoce el «espíritu de nuestro tiempo».
Los monarcas tradicionalmente se sientan en la silla del rey Eduardo (del siglo XIV)y son coronados con la corona de oro macizo de San Eduardo del siglo XVII.
Se les imponen emblemas de su función real (un orbe, un cetro y un anillo) y, si se sigue el patrón de las coronaciones anteriores, habrá una procesión por la capital, con el Carruaje de Estado Dorado tirado por caballos.
Más tarde ese día, el monarca recién coronado suele aparecer en el balcón del Palacio de Buckingham.
«Las coronaciones, como todos los rituales, se adaptan a los tiempos», dice el historiador real Robert Lacey.
Tendrá que haber una sensibilidad a las presiones del costo de vida que enfrentan muchas personas.
«El rey Carlos tiene que hacer un acto de equilibrio muy difícil. Qué mantener, qué abolir, qué alterar de una manera moderna», añade Lacey.
La coronación de Isabel II fue un parteaguas por su transmisión televisiva, con más de 20 millones de personas en Reino Unido viendo el evento por primera vez.
Para la coronación del rey Carlos III, se podría esperar una audiencia televisiva potencial de cientos de millones en todo el mundo.