«Trabajar para Elon Musk es extremadamente difícil. Todos viviamos con el miedo constante de que no le guste lo que estamos haciendo. Cuando algo sale mal, no es raro que llegue y despida a alguien ahí mismo, frente a todos. ¿No puedes con esto? Listo, te vas. Yo fui una pieza clave en el desarrollo del motor Raptor, pero el nivel de estrés y exigencia me llevó al límite. Al final, decidí renunciar. Preferí cuidar mi salud mental y recuperar mi paz.»
«Trabajar tan cerca de Elon fue como estar en el ojo de un huracán de genialidad. Recuerdo que al principio me impresionaba verlo dormido en su Tesla frente al edificio, como si su único descanso fuera entre código y cohetes. Él no necesitaba una oficina, su mente era la oficina. Siempre estaba ahí, a cualquier hora, cualquier día… como si SpaceX fuera su hijo y él no pudiera dejarlo solo ni un minuto.LEER: TEMBLOR HOY 30 DE SEPTIEMBRE DE 2025 EN MÉXICO: REPORTE DEL SSN AL MOMENTO
Lo más impactante era su capacidad de resolver problemas que nadie más podía. Cuando el equipo se quedaba sin respuestas, lo buscábamos a él. Siempre tenía una solución que no habíamos considerado, una perspectiva distinta que cambiaba todo. No hablaba mucho, pero cada palabra era una idea que movía estructuras.”
“Durante un tiempo, me convertí en una especie de director de orquesta dentro de SpaceX. Mi rol era hacer que cada engranaje funcionara en armonía. Y aunque muchos decían que el Raptor era imposible, lo logramos. Fue uno de los momentos más intensos de mi vida. Pero con el tiempo, esa intensidad comenzó a pasarme factura. La presión, el estrés, la falta de descanso… me llevaron a un punto muy oscuro. Pasé de ayudar a construir motores para salir del planeta, a preguntarme si quería seguir en él. Cuando decidí renunciar, no hubo despedida. Fue un cierre frío para una etapa ardiente.LEER: EL ACTA DE INDEPENDENCIA DEL IMPERIO MEXICANO CUMPLE 204 AÑOS Y SIGUE INSPIRANDO A LA NACIÓN
Hoy vivo al lado de un río, rodeado de verde, y me dedico a ayudar a otros a encontrar armonía. Porque entendí que la verdadera revolución no está en conquistar Marte… está en conquistar la paz interior.”
Sebastián Torres, el colombiano exlíder del motor Raptor en SpaceX, sobre cómo la carrera hacia el espacio lo obligó a regresar a la Tierra, literal y emocionalmente.
