
Lunes, 24 de noviembre de 2025
La administración del presidente Donald Trump ha intensificado su estrategia contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, aprovechando la reciente designación del supuesto «Cartel de los Soles» como una Organización Terrorista Extranjera (OTE), anunciada el 16 de noviembre.
Esta designación otorga a Washington una autoridad ampliada para imponer nuevas sanciones financieras y golpear la infraestructura ligada a Maduro, aunque expertos legales aclaran que no autoriza explícitamente el uso de fuerza letal contra el país sudamericano. No obstante, funcionarios estadounidenses han argumentado que la herramienta de lucha contra el terrorismo abre un abanico de opciones militares para el Pentágono.
Despliegue y Opciones Militares
La presión se siente no solo en el ámbito legal, sino también en el operativo. La designación OTE coincide con el despliegue de la «Operación Lanza del Sur», una campaña antidrogas del Pentágono que ha movilizado más de una docena de buques de guerra y 15,000 soldados a la región, y que ya ha resultado en ataques a embarcaciones y muertes.
Altos funcionarios han presentado a Trump diversas opciones de acción, que van desde ataques a instalaciones militares o gubernamentales venezolanas e incursiones de operaciones especiales, hasta la opción de no hacer nada.
Tensión Aérea: El pasado jueves, Estados Unidos ejecutó su mayor despliegue militar reciente cerca de Venezuela, con al menos seis aeronaves, incluyendo un caza supersónico F/A-18E, un bombardero B-52 y un avión de reconocimiento, volando cerca de la costa.
Impacto Civil: En una señal de la escalada de riesgos, tres aerolíneas internacionales cancelaron sus vuelos desde Venezuela durante el fin de semana, tras una advertencia de la Administración Federal de Aviación de EE. UU. sobre una “situación potencialmente peligrosa” al sobrevolar el país.
Duda Pública y Vía Diplomática
Pese a la postura agresiva, la administración Trump afirma oficialmente que su objetivo es reducir el flujo de drogas y migrantes, aunque el cambio de régimen se perfila como un potencial efecto secundario de la presión. La Casa Blanca busca forzar la dimisión de Maduro sin recurrir a una acción militar directa.
Existe una notable oposición pública a la intervención. Una encuesta de CBS News/YouGov reveló que el 70% de los estadounidenses se opone a una acción militar en Venezuela.
Simultáneamente, Trump ha dejado abierta una puerta a la diplomacia. La semana pasada sugirió que Maduro «le gustaría hablar» y que él mismo estaría dispuesto a conversar «en un momento determinado», aunque la Casa Blanca no ha confirmado el estado de estas posibles pláticas.














