GUARDIA NACIONAL COMENZARÁ A PORTAR ARMAS EN WASHINGTON D.C.; TRUMP DEFIENDE DESPLIEGUE CONTRA CRIMEN PESE A CRÍTICAS DEMÓCRATAS
A partir de este domingo por la noche, unos 2,000 soldados desplegados en la capital estadounidense llevarán armas de fuego tras la orden del secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Redacción Internacional
Washington D.C., 25 de agosto de 2025.- Las tropas de la Guardia Nacional desplegadas en la capital de Estados Unidos para apoyar los esfuerzos del presidente Donald Trump en la reducción del crimen comenzarán a portar armas desde este domingo, confirmaron fuentes del Departamento de Defensa.
De acuerdo con la directiva, la mayoría de los efectivos portarán pistolas M17, mientras que un grupo reducido llevará fusiles M4. Aunque la autorización contempla su uso en defensa propia, la Casa Blanca precisó que los soldados no realizan arrestos, sino que su labor es proteger bienes federales y dar respaldo a las fuerzas del orden.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó el viernes que cerca de 2,000 elementos en Washington D.C. comenzaran a portar armas, lo que representa un cambio frente a la política inicial de mantenerlos desarmados mientras colaboraban en patrullajes comunitarios, controles de tránsito y apoyo en disturbios.
Actualmente hay más de 2,200 soldados de la Guardia Nacional en D.C., la mayoría provenientes de otros estados, enviados bajo el argumento de reforzar la seguridad. Sin embargo, el despliegue ha sido criticado por legisladores demócratas, quienes acusan al presidente Trump de utilizar tácticas de intimidación con fines partidistas.
El propio mandatario amenazó con enviar tropas a Baltimore tras un enfrentamiento con el gobernador demócrata Wes Moore, al tiempo que defendió la presencia de la Guardia en la capital, asegurando que se trata de una medida para “limpiar el crimen”.
Históricamente, la Guardia Nacional ha sido empleada en situaciones de emergencia como desastres naturales o disturbios, por lo que su despliegue en las calles de Washington en un contexto de baja en los índices de criminalidad —27% menos que el año pasado— resulta inusual y ha generado un intenso debate político en Estados Unidos.