Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han recalcado una vez más que su ofensiva en Líbano no es contra las autoridades del país, sino contra el partido-milicia chií Hezbolá, a la par que ha matizado que sus ataques no son en la capital del país, Beirut, sino en el suburbio de Dahieh, ubicado en el sur de la ciudad y «capital» del grupo islamista.
«Esto es la ciudad de Beirut. Y esto es Dahieh, el bastión de Hezbolá», ha señalado el Ejército en una publicación en redes sociales en la que ha compartido un mapa de la zona oeste de Líbano. Asimismo, ha detallado que en Dahieh ha atacado el cuartel general y la sede de Inteligencia del grupo, ha eliminado arsenales y ha matado a Hasán Nasralá, líder de la milicia.
«Los objetivos atacados en Dahieh es infraestructura terrorista estratégica. Se han tomado muchos pasos para mitigar el daño a los civiles», han añadido las FDI, que aseguran que se han hecho advertencias para evacuar zonas antes de ser atacadas, y que incluso se han hecho llamadas para advertir a los civiles.
«Nuestra guerra es contra Hezbolá, no contra la gente de Líbano», ha remachado el Ejército de Israel, suscribiendo así un mensaje repetido en reiteradas ocasiones por el propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Las autoridades libanesas hablan ya de casi 2,150 muertos por los ataques israelíes.
Por otro lado, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, Herzi Halevi, ha asegurado que el grupo islamista está intentando ocultar las pérdidas sufridas por los últimos ataques de las FDI. «Hezbolá está tratando de ocultar el daño significativo que hemos infligido a la organización en las últimas semanas», ha aseverado.
Según Halevi, la milicia está «experimentando dificultades de control y mando, lo que genera confusión a nivel de toma de decisiones y desafíos en su capacidad de funcionamiento», e incluso Irán, país que apoya a Hezbolá, «todavía no se ha dado cuenta del daño total que ha sufrido el frente que construyó en la frontera».
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Ya en la víspera algunas voces del Gobierno israelí, incluido Netanyahu, aseguraron que las FDI habían acabado no solo con Nasralá, sino también con sus sucesores, unas afirmaciones más tarde matizadas por Halevi, que aseguró que las autoridades militares del país todavía siguen evaluando los resultados de sus operaciones en Líbano.
Las tensiones entre Israel y Hezbolá se recrudecieron a partir del 8 de octubre, un día después de los ataques de Hamás, detonante de la actual guerra en la región. La milicia libanesa lanzó misiles contra el norte de Israel, matando a varias personas y provocando la evacuación de otras miles.
El Ejército de Israel recrudeció su ofensiva contra el grupo islamista a mediados de septiembre, cuando inició una serie de «bombardeos selectivos» en zonas del sur de Líbano e incluso en el sur de Beirut contra objetivos de Hezbolá, llegando incluso a eliminar al propio Nasralá y sus posibles sucesores.
FUENET: EL ECONOMISTA