Tras el sismo de magnitud 7.6 del lunes quedaban 222 personas por localizar, y 560 personas resultaron heridas
WAJIMA, Japón.- Rescatistas trabajaban entre la nieve para entregar suministros a poblaciones aisladas, seis días después de que un potente sismo golpeara el oeste de Japón y matara al menos a 126 personas. Se esperaban intensas nevadas en la prefectura de Ishikawa más tarde el domingo y durante la noche, lo que añadía urgencia a sus tareas.
Tras el sismo de magnitud 7.6 del lunes quedaban 222 personas por localizar, y 560 personas resultaron heridas. Se habían producido cientos de réplicas que remecieron la península de Noto, donde se concentraban los temblores.
Taiyo Matsushita caminó tres horas entre el lodo para llegar a un supermercado en la ciudad de Wajima y comprar comida y otros suministros para su familia. La casa donde vive con su esposa y sus cuatro hijos, y unas 20 viviendas cercanas, están entre las más de una docena de poblaciones aisladas por aludes de tierra.
Taiyo Matsushita caminó tres horas entre el lodo para llegar a un supermercado en la ciudad de Wajima y comprar comida y otros suministros para su familia. La casa donde vive con su esposa y sus cuatro hijos, y unas 20 viviendas cercanas, están entre las más de una docena de poblaciones aisladas por aludes de tierra.
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Las posibilidades de sobrevivir se reducen de forma drástica tras las primeras 72 horas.
Nevadas cubren autopistas y escombros en Japón
Funcionarios de Ishikawa informaron de 1 mil 370 viviendas destruidas total o parcialmente. Muchas de las viviendas en esa región costera occidental de la isla principal son viejas y de madera. Se veían autos volteados en carreteras agrietadas y llenas de baches. La nieve cubría las autopistas y los escombros. Cables colgaban de postes inclinados.
Las más de 30 mil personas que evacuaron a escuelas, auditorios y centros comunitarios dormían en suelos fríos. Temblaban de miedo durante las réplicas. Rezaban porque sus seres queridos desaparecidos estuvieran a salvo. Otros lloraban suavemente por los muertos.
Algunas personas estaban viviendo en sus autos, y se formaron largas filas en las gasolineras. La comida y el agua escaseaban mientras crecía la preocupación por la nieve y la lluvia, que aumentaba el riesgo de aludes de lodo y otros daños, mientras la nieve que se acumulaba en los tejados amenazaba con derribar casas que se mantenían en pie a duras penas.
Un incendio que duró horas destruyó una parte considerable de Wajima y un tsunami arrastró viviendas y autos a aguas turbias.
FUENTE: EL UNUVERSAL