LAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL CRECEN ENTRE LOS MAYORES: EL TABÚ DE LA SALUD SEXUAL EN LA TERCERA EDAD
Un fenómeno en crecimiento silencioso
En Reino Unido, la Agencia de Seguridad Sanitaria informó que en 2023 se registraron más de 1.600 diagnósticos de ITS bacterianas en mayores de 65 años, casi el triple que en 2014. Francia refleja una tendencia similar, con incrementos notables en mayores de 50 años, especialmente en los casos de sífilis y gonorrea.
Dinamarca también aporta cifras sorprendentes: entre 2022 y 2023 los hombres de más de 50 años registraron algunos de los mayores aumentos de gonorrea en el país. Y a nivel de toda la Unión Europea, en 2023 el 32% de los casos de sífilis correspondieron a personas de 45 años o más.
Este crecimiento deja en evidencia una realidad: la salud sexual en la tercera edad sigue siendo un terreno poco explorado y, en muchos casos, ignorado.
Factores detrás del repunte de casos
El envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida tienen un papel importante en esta tendencia. Más personas llegan a la vejez en buen estado de salud, lo que prolonga su vida sexual.
Los medicamentos para la disfunción eréctil, como la Viagra, han abierto nuevas posibilidades para hombres que, décadas atrás, habrían abandonado su actividad sexual. En paralelo, el hecho de que las mujeres vivan más que los hombres genera que muchas busquen nuevas parejas en edades avanzadas, lo que incrementa el riesgo de contagios.
Además, existe un factor cultural: muchos adultos mayores creen estar libres de ciertos riesgos al no preocuparse por embarazos no deseados, pero esto no significa que estén protegidos frente a las ITS. La falta de conocimiento sobre prevención, junto con la ausencia de campañas dirigidas específicamente a este grupo, favorece la expansión de diagnósticos.
Un estudio de la Universidad de Manchester advierte que, al menos en Inglaterra, los diagnósticos seguirán aumentando hasta 2040, lo que podría suponer un reto económico y sanitario en el futuro.
El tabú de la sexualidad en la vejez
Más allá de las cifras, el problema se agrava por un factor social: el tabú. La idea errónea de que las personas mayores no tienen relaciones sexuales persiste tanto en la sociedad como en la medicina.
Según Matthew Smith, profesor de la Universidad A&M de Texas, esta percepción conduce a que los adultos mayores no hablen de prácticas sexuales seguras con sus parejas ni con sus médicos. El resultado es una falta de prevención y diagnósticos tardíos.
Los especialistas coinciden en que es necesario un cambio de enfoque:
- Los profesionales sanitarios deben incluir la salud sexual en sus consultas con pacientes de todas las edades.
- La educación sobre ITS debe ampliarse para llegar también a personas mayores.
- Hablar abiertamente sobre antecedentes sexuales, pruebas y uso de preservativos debería formar parte de las conversaciones rutinarias, incluso en la tercera edad.
La sexualidad, recuerdan los expertos, no desaparece con los años: acompaña a las personas durante toda la vida. Desestigmatizarla es clave para reducir el impacto de las infecciones.
