Un equipo internacional de científicos ha descubierto evidencias de antiguas inundaciones gigantes en el cráter Gale de Marte que probablemente fueron causadas por un gran impacto que pudo llegar a tener una profunda influencia en el clima del planeta rojo primitivo.
Esta es la principal conclusión de un estudio internacional, en el que han participado investigadores del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), después de analizar las principales secuencias sedimentarias del fondo del cráter Gale a partir de los datos recogidos por el rover Curiosity de la NASA, que lleva ocho años tomando muestras en Marte.
Las primeras investigaciones parecían indicar que, en el Marte primitivo y durante el final del periodo Noeico y el Hespérico, el cráter había albergado un lago o una serie de lagos.
Los mismos estudios indicaban que el agua líquida habría anegado Gale desde el norte, mediante el aporte de agua procedente de acuíferos exteriores al cráter, durante uno o varios eventos graduales y prolongados en el tiempo.
Sin embargo, el nuevo estudio, publicado hoy en Scientific Reports, reevalúa las principales secuencias sedimentarias presentes en el fondo del cráter Gale, la geometría de estas secuencias y su relación con las unidades geológicas sobre las que se asientan.
La investigación muestra cambios sistemáticos en la litología, un grano más fino en las capas superiores y una secuencia específica de estructuras sedimentarias que revela que la tasa de deposición sedimentaria fue mucho más rápida que lo que asumía el modelo previo. Además, aprecia claramente la presencia de antidunas, afirma el CAB en una nota.
Las antidunas «se forman cuando el lecho de un lago no consolidado es profundamente alterado por una corriente de agua que se mueve aguas arriba a gran velocidad. La presencia de antidunas demuestra que el lago del cráter Gale no pudo formarse por una acumulación paulatina de agua, sino que fue el resultado de una inundación rápida y de enorme magnitud«, detalla Alberto G. Fairén, investigador del CAB y coautor del estudio.
Los cálculos realizados por el equipo indican que se produjeron flujos torrenciales de agua con velocidades superiores a los 10 m/s que alcanzaron al menos 25 metros de profundidad pero, además, la geometría de las antidunas sugiere que la vía principal de entrada de agua líquida a Gale fue a través de la zona sur del cráter.
El estudio concluye que el agua líquida se originó posiblemente por efecto de un gran impacto al sur del cráter, que tuvo lugar en algún momento hace entre 3 mil 600 y 3 mil 900 millones de años.
Este impacto gigante fundió el hielo superficial y subsuperficial e inyectó en la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono y metano, creando un microclima transitorio durante al menos varias décadas que afectó profundamente al planeta.
Así, Marte pasó de tener un clima frío y seco a un periodo cálido y húmedo que generó lluvias torrenciales y enormes avenidas de agua líquida durante tiempos cortos, que anegaron el cráter con agua líquida y formaron lagos transitorios.
También hoy, Scientific Reports publica otro estudio, del que Alberto G. Fairén es coautor, en el que se detalla el descubrimiento de arcillas húmedas en el subsuelo del hiperárido desierto de Atacama.
Las arcillas albergan organismos adaptados a las extremas condiciones del entorno, así como una gran diversidad de bioseñales, cuyo análisis puede servir para definir estrategias en la búsqueda de vida en entornos marcianos que hoy son hiperáridos pero que albergaron agua en el pasado, como el cráter Gale.
FUENTE. El Universal