NAYIB BUKELE ACUERDA CON EE.UU. ACEPTAR DEPORTADOS DE OTRAS NACIONALIDADES, INCLUIDOS «CRIMINALES PELIGROSOS»
«Un acuerdo sin precedentes, el más extraordinario del mundo».
Así describió el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, el convenio en materia de migración alcanzado con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, este lunes durante la visita al país como parte de su gira por Centroamérica.
El Salvador accedió a recibir deportados de otras nacionalidades, informó Rubio.
«Y también se ofreció a hacer lo mismo con criminales peligrosos que están actualmente bajo custodia y cumpliendo su condena en Estados Unidos, a pesar de que sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales», añadió el jefe de la diplomacia estadounidense tras haberse reunido durante tres horas con el mandatario en su residencia del lago de Coatepeque, a las afueras de San Salvador.
Bukele lo suscribió en un mensaje en inglés compartido en la red social X.
«Le hemos ofrecido a EE.UU. la oportunidad de externalizar partes de su sistema penitenciario», explicó en la publicación.
«Estamos dispuestos a aceptar solo a criminales presos (incluidos ciudadanos estadounidenses convictos) en nuestra megaprisión (CECOT) a cambio de una tarifa», matizó, refiriéndose a la prisión que inauguró hace dos años para presuntos miembros de la MS-13 y la Barrio 18, las dos pandillas más poderosas de la región.
Considerada la más grande de América Latina, se publicitó como diseñanada para albergar a 40.000 detenidos, pero se calcula que hoy por hoy hay unos 15.000.
«La tarifa sería relativamente baja para los EE. UU., pero significativa para nosotros, lo que haría que todo nuestro sistema penitenciario fuera sostenible».
No quedó claro si la administración Trump está barajando la posibilidad de enviar ciudadanos estadounidenses presos a El Salvador —ni de qué mecanismo se agarraría de querer hacerlo—, pero Rubio dijo que su país está «increíblemente agradecido» por la oferta y que ya se lo mencionó al presidente de EE.UU.
Quien contestó inmediatemente al mensaje de Bukele en X fue Elon Musk, el multimillonario dueño de Tesla que está ayudando a Trump a reformar el gobierno federal. «¡Gran idea!», exclamó.
La intención de llegar a un acuerdo en cuestiones migratorias ya la había adelantado Mauricio Claver-Carone, el enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, en una llamada con medios de comunicación el viernes.
Tras describir a Bukele como «el presidente más consecuente de la región» y «aliado clave» de la administración Trump, Claver-Carone adelantó que tratarían de revivir un acuerdo similar firmado en 2019 pero con «un mayor alcance» y de forma que se incluyera a presuntos miembros del Tren de Aragua, una organización criminal nacida en una cárcel de Venezuela.
La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Tammy Bruce, aclaró este lunes que El Salvador prometió aceptar «inmigrantes ilegales violentos, incluidos miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua, pero también migrantes ilegales criminales de cualquier país».
En 2019, bajo el Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA), El Salvador accedió a convertirse en un «tercer país seguro» y a recibir así a deportados que tuvieran pendientes procesos de asilo, para que esperaran la resolución en territorio salvadoreño.
Lo hizo después de que funcionarios del primero gobierno de Trump eliminaran parte de la ayuda dirigida a la nación centroamericana, tras acusarla de no hacer lo suficiente para frenar la migración irregular. Pero el convenio nunca entró en vigor y fue rescindido por el gobierno de Biden en 2021.
Impulso a la energía nuclear
Los gobiernos de El Salvador y de EE.UU. no solo llegaron este lunes a un entendimiento en cuestiones migratorias.
Washington también se comprometió a impulsar a El Salvador en el desarrollo de la energía nuclear.
Lo hizo a través del Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Nuclear Civil Estratégica (NCMOU), pacto con el que se busca, según dijo Rubio, que El Salvador sea un país «donde todas las tecnologías, todas las industrias, todas las promesas de este nuevo siglo puedan encontrarse».
El documento reza que ambas naciones «reafirmaron su compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear y con la promoción de una cooperación nuclear civil pacífica y responsable».
Y también que el acuerdo incluye, además del apoyo en el desarrollo de infraestructura nuclear, «el fortalecimiento de las capacidades regulatorias y científicas» y la promoción de proyectos conjuntos en investigación y desarrollo.
Se trata de «un avance significativo en las relaciones bilaterales, así como en el impulso de nuevas oportunidades en el sector energético para ambas naciones», concluye el documento.
La ministra de Relaciones Exteriores salvadoreña, Alexandra Hill Tinoco, quien se encargó de firmar el acuerdo de entendimiento, lo describió como «una estrategia más» del presidente Bukele para «dar energía las 24 horas del día a un precio competititivo sin depender de la geopolítica ni de los precios del petróleo».
Relación estrecha
Ya antes de la visita de Rubio, El Salvador había establecido una relación un tanto estrecha con el gobierno de Estados Unidos.
Hace tiempo que Bukele cuenta con la admiración del entorno de Trump y de figuras afines. No por nada fue, al igual que el presidente argentino Javier Milei, uno de los invitados estrella de la última edición de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés), celebrada en febrero de 2024.
Y en una llamada telefónica en la misma semana que asumió la presidencia, Trump elogió el liderazgo de Bukele, antes abordar la necesidad de «detener la inmigración ilegal y golpear a bandas trasnacionales como el Tren de Aragua».
Rubio arribó a El Salvador procedente de Panamá, su primera escala en la gira que inició el sábado por Centroamérica.
Fue recibido en el aeropuerto por la ministra de Relaciones Exteriores, Alexandra Hill Tinoco, la embajadora de El Salvador en Washington, Milena Mayorga, y el embajador estadounidense en El Salvador, William H. Duncan, entre otro personal diplomático.
Y antes de reunirse con el mandatario salvadoreño, Rubio participó en un recorrido por un centro de mantenimiento y ensamblaje de aeroplanos de la empresa Aeroman.
«Aeroman es un ejemplo del impacto positivo de la inversión privada y de la creación de oportunidades locales», reza el mensaje sobre la visita compartido por la Embajada de EE.UU. en El Salvador.
Bukele prometió que su segundo mandato se centraría en mejorar la economía del país, en lento crecimiento, y que lo haría en parte atrayendo inversión extranjera, algo que no termina de ocurrir.
Esta no es la primera vez que Rubio viaja a El Salvador para reunirse con Bukele. Ya lo hizo en 2023, cuando el hoy jefe de la diplomacia estadounidense era senador por Florida.
En aquel entonces lo alabó por haber «traído la libertad» al país centroamericano.
Se refería a cómo el presidente salvadoreño logró bajar drásticamente el índice de homicidios en el país, al tiempo que imponía un estado de excepción que dura ya más de dos años y lo volvía la nación con la tasa carcelaria más alta del mundo.
El jefe de la diplomacia de EE.UU. continuará su primera gira oficial con una vista a Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, países en los que se prevé los encuentros seguirán centrándose en la migración, en frenar la influencia de China en la región y frustrar el flujo de drogas, sobre todo de fentanilo, hacia EE.UU.
La visita se produce en un periodo tenso para la región, que ha estado lidiando con las posibles repercusiones económicas de las políticas de Trump, como las deportaciones masivas y la interrupción de la ayuda exterior.