El Sumo Pontífice reconoció al ex sintecho italiano Gian Piero, al padre franciscano Hanna Jallouf; y a Silvano Pedrollo, un industrial de Verona que destina parte considerable de los beneficios de su empresa a socorrer necesitados en países de África, India y América Latina
El papa Francisco celebró este sábado su cumpleaños 86 entregando un premio a tres personas que se han ocupado de caridad, entre ellos un antiguo sintecho italiano, Gian Piero, conocido como Wuè, que se dedica a pedir limosna y repartirla entre las personas que se encontraban en su misma situación.
Junto a Piero, recibieron el premio dedicado a la Santa Madre Teresa de Calcuta el padre franciscano Hanna Jallouf, que atiende a los más pobres; y Silvano Pedrollo, un industrial de Verona (norte de Italia) que destina parte considerable de los beneficios de su empresa a socorrer necesitados en países de África, India y América Latina construyendo escuelas, pozos e instalaciones sanitarias.
El acto organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad estuvo destinado a conmemorar a la Madre Teresa de Calcuta y tuvo lugar en presencia de unas 20 hermanas de las Misioneras de la Caridad y 20 personas acogidas por la congregación que fundó la santa.
El Papa les entregó un pequeño globo terráqueo dentro de un cubo, que es un símbolo del amor que sostiene el mundo. En el globo está pintado una ventana tras la que se vislumbra a la Madre Teresa abrazando y acariciando a un niño.
En otras ocasiones, el papa Francisco había invitado en el día de su cumpleaños a varias personas vulnerables de Roma para que almorzasen con él.
El ahora galardonado Gian Piero tiene 75 años y su historia e inmensa generosidad le valieron el Premio Internacional de Bondad, un reconocimiento que otorga cada año el Comité de la Cruz de Cavarzere (centro) a las personas que ponen su vida al servicio de los demás.
El presidente de la Cruz Roja de Pisa, Antonio Cerrai, explicó a la agencia de noticias EFE que Gian Piero vive ahora en una pequeña habitación que le están arreglando para que no tenga que vivir en la calle.
Una vida dedicada al servicio
Jorge Mario Bergoglio, nacido un día como hoy pero de 1936, es hijo de inmigrantes piamonteses, tiene pasión por la música, en particular por la Ópera, que seguía en la radio cada sábado por la mañana, y por el fútbol.
Estudió y aprendió varios oficios y luego se graduó como técnico químico, pero el horizonte de su vida cambió y en 1957 entró en el seminario para realizar su noviciado entre los Padres Jesuitas. Fue en este período cuando una enfermera salvó su vida al convencer a un médico para que le administrara la dosis correcta de antibiótico para tratar una pulmonía.
En 1969 fue ordenado sacerdote. Ese día, su abuela Rosa le entregó una carta, dirigida a todos sus nietos. El joven Jorge Mario la guardaba en el breviario: “Tengan una vida larga y feliz. Pero si en unos días el dolor, la enfermedad o la pérdida de un ser querido los llenan de desesperación, acuérdense que un suspiro ante el Tabernáculo, donde está el mártir más grande y venerable, y una mirada a María, que está al pie de la cruz, podrá dejar caer una gota de bálsamo en las heridas más profundas y dolorosas”.
En 1973 fue nombrado provincial de los jesuitas de Argentina; en 1992 recibió la ordenación episcopal y el 28 de febrero de 1998 fue designado arzobispo de Buenos Aires, primado de Argentina. En el consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo II lo creó cardenal.
El 13 de marzo de 2013 se convirtió en el primer Papa jesuita y proveniente del continente americano, además de ser el primero en elegir el nombre de Francisco, como el Santo de Asís que se preocupó por los pobres, los últimos, los enfermos y las criaturas de la Tierra, las mismas preocupaciones que marcan su pontificado.
FUENTE: INFOBAE