Las micropartículas de plástico, esos puntitos generalmente azules que están en algunos dentífricos y productos cosméticos, están siendo revisadas y prohibidas por varios países.
A finales del año pasado, el presidente estadounidense Barack Obama firmó decretó la prohibición de la venta y distribución de productos que contienen estas micropartículas, como parte de su plan para proteger las vías fluviales y otros cursos de agua de ese país.
En Australia, el Ministerio de Medioambiente anunció una «salida voluntaria» para 2018 de todos los productos que contengan estas pequeñas esferas. Y recientemente, la organización ambientalista Greenpeace logró recoger en cuestión de semanas más de 140.000 firmas para que el gobierno británico también las prohíba.
La razón de la aparente repentina preocupación por estos diminutos polímeros se debe a que estudios recientes indican que billones de estas micropartículas terminan cada año en el mar y otras vías acuáticas.
Si bien las micropartículas tienen aplicaciones industriales y científicas, se utilizan mayormente como abrasivos en una variedad de productos cosméticos y de cuidado personal, como pastas de dientes y exfoliantes.
En cada aplicación, hay decenas de miles de estas pelotitas que terminan en las aguas residuales.
Las micropartículas se han encontrado en ríos y mares de todo el mundo.
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Incluso en la sal
Debido a su tamaño, pasan inadvertidas por las plantas de tratamiento y terminan siendo vertidas e ingeridas por todo tipo de animales marinos.
Un estudio publicado en noviembre pasado en el Environmental Science & Technology descubrió estas partículas incluso se encuentran en la sal marina.
«Los niveles más altos de contaminación de este plástico se encontraron en la sal que se saca de los océanos», escribieron los investigadores de la Universidad del Este de China.
Estas esferas se utilizan como sustitutas de exfoliantes y abrasivos naturales como arena, nueces y semillas.
Juan Bellas, especialista en Ecotoxicología y Contaminación Marina del Instituto Español de Oceanografía, explica que estos polímeros no representan un daño químico.
«El daño es mecánico, pues al ser ingerido por organismos marinos, pueden producir daños en el aparato digestivo«, le dijo a BBC Mundo.
Bellas señala que en sus estudios ha encontrado partículas de microplásticos en peces alejados de la costa.
«La incidencia es del 15%», agrega.
Aditivos tóxico
Aunque estos polímeros en sí no son nocivos, el experto aclara que «lo que sí puede ser tóxico son los aditivos que acompañan estos microplásticos, como retardantes y plastificantes».
«Pueden causar alteraciones hormonales en los organismos marinos y afectar el sistema neurológico».
No obstante, Bellas aclara que todavía es muy poco lo que se sabe sobre el impacto de estos polímeros.
El otro problema es que, según los expertos, estas micropartículas, una vez en el agua, actúan como esponjas, absorbiendo toxinas.
Los peces que se alimentan de huevos terminan comiendo estas esferas y, según la fundación estadounidense Conservation Education, «hay estudios que sugieren que cuando el pez y otros organismos acuáticos consumen este plástico, las sustancias químicas presentes en estas partículas se pueden bioacumular en sus cuerpos, lo que significa que pueden pasar en la cadena alimenticia a peces más grandes, otros animales y también a humanos».
Fuente: BCCMundo