La primera caravana de 2023, que partió desde Tapachula con unos 1,000 migrantes, retomó la madrugada de este jueves su paso en el municipio de Huixtla, en Chiapas, sur de México, luego de haberse detenido debido a la inseguridad, aunque lo hicieron sin la vigilancia de las autoridades.
Denis, un indocumentado de nacionalidad ecuatoriana, ha caminado más de 50 kilómetros en su segundo día de la caravana. Él viaja con su esposa, su hija y un grupo de 9 personas, quienes ya se muestran débiles por la falta de comida, de agua y el calor que se ha presentado durante esta travesía rumbo a Estados Unidos.
En esta caminata pacífica, el migrante relató que su único propósito es poder pasar por territorio mexicano. “Aquí el que quiere migrar es difícil, porque hay personas que quieren salir de su país con poco dinero, pero ahora las cosas ya han cambiado, (sobre todo) con las medidas de México y Estados Unidos”.
Denis, quien se dedicaba al comercio en Ecuador, explicó que uno de los principales puntos por lo que abandonó su país de origen fue por la mala economía y los problemas políticos, lo que ha generado que miles de ecuatorianos dejen sus hogares y migren hacia Estados Unidos.
Víctor Hernández es un venezolano que también ha emprendido el camino con esta multitud de personas.
Él era locutor en Venezuela y realizaba otras actividades, pero debido a las condiciones en su país se quedó sin dinero y, por eso, camina con este grupo de personas ya que no cuenta con recursos para poder viajar en transporte público.
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“Salimos de nuestro país, con mis 4 hijos y mi esposa, porque el país está caótico y por la inseguridad”, explicó a EFE.
En Huixtla, se unió a la caravana el pastor Guadalupe Lisandro, originario de Guatemala, quien viene predicando a los miembros de la primera caravana de migrantes que han emprendido el viaje con destino a la frontera norte Contó que salió del poblado de Tecún Umán y cruzó la frontera de México llevando el mensaje de su iglesia, Monte Sion, y posteriormente llegó a Tapachula donde permaneció meses orando y ayunando para que los miles de migrantes cumplan sus metas.
“En Tapachula me enteré de la caravana de migrantes, por lo que decidí alcanzarlos e irme con ellos con el objetivo de poder llegar a los Estados Unidos”, dijo el sacerdote.
Desde su punto de vista, el Instituto Nacional de Migración (INM) está colapsado debido a que hay muchas solicitudes para solicitar una visa humanitaria y solicitudes de asilo por parte de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
“Hay que tener paciencia, se tiene que esperar, las autoridades están haciendo su trabajo, los felicitó porque son puestas por dios, pero en esta ocasión nos hemos decidido salir en caravana porque hay muchas personas en la frontera sur en Tapachula y en Suchiate”.
Manifestó que la mayoría de las personas tiene que esperar de 3 a 9 meses, para que les puedan la visa humanitaria o el permiso fronterizo.
La caravana surge en una región que vive un flujo migratorio récord, con 2.76 millones de personas indocumentadas detenidas en la frontera de Estados Unidos con México en el año fiscal 2022.
Las autoridades de México y Estados Unidos deportaron a más de 196,300 ciudadanos centroamericanos en 2022, entre ellos más de 35,000 niños y adolescentes, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Fuente: Expansión Política