En tanto, el nivel de agua del río Rin, la vía fluvial más importante de Europa, es tan bajo que los buques solo pueden transportar 25 por ciento de su carga habitual. Los costos de transporte se dispararon y los expertos advierten que, como consecuencia, los precios al consumidor aumentarán. También se ha pedido a la ciudadanía que ahorre agua.
Suelo extremadamente seco
La situación es peor en el norte y noreste del país, además de algunas zonas de Baviera, en el sur, donde los estudios muestran que los primeros 25 centímetros de la capa superficial de tierra están excepcionalmente secos. “Esa capa es muy importante para el sector agrícola”, explica el profesor Dietrich Borchardt, del Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ).
Cuando la tierra está seca, repele el agua. Esto implica que incluso si llueve, la lluvia tendrá dificultades para penetrar el suelo. El problema se agrava si las precipitaciones son torrenciales. “Este tipo de lluvias no contribuyen a recargar las aguas subterráneas”, apunta Borchardt. “En las sequías, las lluvias caen sobre superficies selladas, ya que cuando el suelo se reseca, el agua escurre superficialmente hacia arroyos y ríos”.
La sequía de los últimos meses ha sido particularmente desastrosa para las aguas subterráneas. Como señala Borchardt, éstas se acumulan principalmente entre noviembre y marzo, época en la que las plantas aún no crecen y, por lo tanto, no necesitan mucha agua. “Los niveles de agua subterránea son peligrosamente bajos en 80 por ciento de las zonas medidas en Sajonia”, ejemplifica.
Según el UFZ, un solo día de lluvia suave y constante basta para humedecer el suelo, aunque sea de forma temporal. Pero se necesitan varias semanas de lluvia continua para que esa agua llegue a las capas subterráneas.
Vegetación en estrés hídrico
La naturaleza necesita lluvia con urgencia. “Esta es la época en la que las plantas brotan y florecen, y para ello necesitan agua”, dice Verena Graichen, de la organización ambientalista BUND. Si no la reciben, explica, sufren estrés hídrico de manera precoz, como ya ocurre con los árboles de raíces poco profundas, como los abedules.
Si no llueve pronto, también la agricultura sufrirá. “Lo que realmente estresaría a las plantas sería una sequía a comienzos de verano, cuando se empiezan a formar los frutos”, advierte Meike Mieke, de la Asociación de Agricultores de Brandeburgo. “Esto significaría que las cosas irían realmente mal para los agricultores. Ahora mismo, solo esperamos que todo salga bien, aunque los pronósticos meteorológicos no son alentadores”.
El problema del bajo nivel del agua
Las cifras muestran que el sector que más usa agua es el energético. En 2022, se desviaron 6.600 millones de litros de agua fluvial para enfriar centrales térmicas. Sin embargo, esa agua se devuelve a los ríos prácticamente inalterada. Por ello, el bajo nivel de los cauces es un problema también para las centrales térmicas, al punto de que la generación de energía tuvo que frenarse durante la sequía extrema del verano de 2018.
En segundo lugar está el suministro de agua potable. También el sector manufacturero consume mucha agua: las industrias química y metalúrgica, así como la producción de papel, requieren alrededor de 5.000 millones de litros de agua fluvial y subterránea. Y en el futuro, se necesitará más agua para refrigerar los servidores informáticos.
Para el sector agrícola, en tanto, este 2025 ha llovido lo suficiente, y solo una pequeña superficie de cultivos requiere riego. El problema es que, a medida que avance el cambio climático, este escenario variará. Se estima que para fines de siglo se requerirá cuatro veces más agua para cultivar alimentos, debido a que lloverá menos y a que, al hacer más calor, el agua se evaporará más rápido.
¿Cómo podemos ahorrar agua?
Si las sequías van a ser más frecuentes, se vuelve esencial ahorrar agua. “Lo más importante es la retención de agua en la tierra”, dice Bend Kirschbaum, de la Agencia Federal de Medio Ambiente, y una forma de lograrlo es dar más espacio a ríos, bosques y prados. En las ciudades, reforestar superficies y quitar cemento puede ayudar a facilitar el drenaje de agua hacia las capas subterráneas.
Kirschbaum piensa que también existe un gran potencial para que las empresas ahorren. “El agua de lluvia se puede recolectar en grandes áreas operativas y techos, se puede tratar pasándola por filtros específicos y luego utilizarla en procesos técnicos. Lo mismo puede ocurrir con las aguas residuales que generan estas empresas”.
Fuente: DW
