SORPRENDENTE ESTUDIO CIENTÍFICO SUGIERE QUE EL ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO EN EL CEREBRO GENERA LA CONCIENCIA HUMANA
Durante mucho tiempo se ha afirmado que el cerebro humano es similar a un ordenador. Pero, en realidad, eso es subestimar al cerebro. Aunque comparar neuronas y transistores es una metáfora cómoda (y no del todo descabellada), el cerebro es ultraeficiente, su energía es renovable y es capaz de hazañas computacionales que ni siquiera el ordenador más avanzado puede lograr. En muchos sentidos, el funcionamiento interno del cerebro humano constituye una frontera computacional desconocida.
Aunque tu cerebro es superior a tu portátil -o incluso al superordenador más avanzado del mundo-, estas máquinas funcionan con física clásica. Pero existe otro tipo de ordenador: el ordenador cuántico.
La idea de que el cerebro humano tiene propiedades cuánticas no es nueva. De hecho, el físico británico Roger Penrose y el anestesista estadounidense Stuart Hameroff sugirieron por primera vez este controvertido concepto en los años 90, con su modelo de «reducción objetiva orquestada» de la conciencia. Desde entonces, muchas pruebas han insinuado que, aunque el cerebro no sea un ordenador cuántico en toda regla, algunas propiedades cuánticas pueden contribuir a generar conciencia.
Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Shanghai aporta una prueba más al tribunal neurológico: que un proceso concreto del cerebro humano muestra un comportamiento similar al entrelazamiento cuántico, un fenómeno que se produce cuando dos partículas (normalmente fotones) quedan inextricablemente unidas incluso a grandes distancias. Este fenómeno confundía incluso a las mentes más brillantes, como Albert Einstein, que llamó al entrelazamiento cuántico «espeluznante acción a distancia».
El estudio, publicado este mes en la revista Physics Review E, sugiere que un material graso llamado mielina que rodea el axón de la célula nerviosa -la fibra que transmite los impulsos eléctricos a otros nervios o tejidos corporales- proporciona un entorno en el que es posible el entrelazamiento de fotones. Esto podría explicar el surgimiento de la cognición y, sobre todo, de la sincronización, esencial para el procesamiento de la información y la respuesta rápida.
«La conciencia en el cerebro depende de las actividades sincronizadas de millones de neuronas, pero el mecanismo responsable de orquestar esta sincronización sigue siendo difícil de encontrar», se lee en el artículo. «Los resultados indican que la cavidad cilíndrica formada por una vaina de mielina puede facilitar la emisión espontánea de fotones desde los modos vibracionales y generar un número significativo de pares de fotones entrelazados».
El equipo construyó modelos matemáticos que detallan cómo los fotones infrarrojos podrían incidir en la vaina de mielina e impartir energía a los enlaces químicos -en concreto, a los enlaces carbono-hidrógeno incrustados en este tejido graso-. Esto, a su vez, podría estimular la generación de bifotones con muchos pares entrelazados y servir como una especie de «recurso de comunicación cuántica» dentro del sistema nervioso.
«Cuando un cerebro está activo, millones de neuronas se disparan simultáneamente», explica a New Scientist Yong-Cong Chen, coautor del estudio. «Si el poder de la evolución buscara una acción manejable a distancia, el entrelazamiento cuántico sería un candidato ideal para este papel».
Si estás verdaderamente sorprendido con en esta investigación, no eres el único. Para empezar, este fenómeno tendría que observarse en un entorno biológico (probablemente en el cerebro de un ratón) antes de que los científicos se entusiasmen demasiado con el nuevo «recurso de comunicación cuántica» del cerebro. Y ése es un proceso que los autores admiten de buen grado que sería difícil. Además, la idea de que el entrelazamiento cuántico desempeñe un papel en la consciencia no es una idea muy extendida: Hameroff, uno de los principales impulsores de la idea de que los fenómenos cuánticos podrían controlar aspectos de la cognición, llegó a decir a New Scientist hace unos meses que «era muy popular criticarnos» tras la publicación de su modelo de consciencia.
Pero la ciencia está en el negocio de las hipótesis y las pruebas rigurosas para discernir la verdadera naturaleza de la existencia. Y, como ha demostrado la historia, lo que antes parecía «espeluznante acción a distancia» puede convertirse rápidamente en la piedra angular del mundo cuántico.