Ucrania suspende el flujo de gas natural de Rusia hacia Europa
El flujo de gas natural ruso a Europa se interrumpió el miércoles, después de que Ucrania se negara a renovar un acuerdo que le permitía pasar por su territorio.
El flujo de gas natural a través de un importante gasoducto de Rusia a Europa se interrumpió a primera hora del miércoles, después de que Ucrania se negara a renovar un acuerdo que permitía el tránsito de gas ruso por su territorio.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, había advertido durante meses que no renovaría el contrato anterior a la guerra, que expiraba a medianoche del 31 de diciembre, debido a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.
La decisión de Kiev de suspender el flujo de gas a través de un gasoducto que durante décadas había transportado gas soviético y luego ruso a Europa forma parte de una campaña más amplia de Ucrania y sus aliados occidentales para socavar la capacidad de Moscú de financiar su esfuerzo bélico y limitar la capacidad del Kremlin de utilizar la energía como influencia en Europa.
“Se trata de un acontecimiento histórico”, dijo en un comunicado el ministro de Energía ucraniano, Herman Galushchenko. “Rusia está perdiendo mercados, sufrirá pérdidas financieras”.
El gasoducto a través de Ucrania, construido en la era soviética para transportar gas siberiano a los mercados europeos, es el último gran corredor de gas de Rusia hacia Europa, tras el sabotaje en 2022 del gasoducto Nord Stream a Alemania, posiblemente por parte de Ucrania, y el cierre de una ruta a través de Bielorrusia hacia Polonia.
El gigante energético Gazprom, controlado por el Kremlin, emitió un comunicado a primera hora del miércoles en el que confirmaba que ya no enviaba gas a través del gasoducto. El presidente Vladimir Putin había señalado en una conferencia de prensa el 19 de diciembre que el acuerdo no se prorrogaría. “Está bien, sobreviviremos, Gazprom sobrevivirá”, dijo.
Dado que los países europeos habían previsto y se habían preparado para la expiración del acuerdo de tránsito de gas, no se esperaba que tuviera un efecto inmediato sobre los precios, dijeron los analistas.
Aunque la medida podría reducir sustancialmente los ingresos de Rusia por la venta de gas en unos 6500 millones de dólares al año, también entraña riesgos para Ucrania. Los analistas militares dijeron que Moscú podría decidir bombardear la vasta red de gasoductos de Ucrania, que en gran medida ha evitado ser el blanco de ataques en los últimos tres años, ahora que tiene pocos incentivos para dejarlos indemnes.
En su apogeo, Rusia suministraba casi el 40 por ciento del gas importado que se consumía en Europa, pero esa cifra ha disminuido drásticamente en los últimos tres años. El año pasado, el gasoducto que atraviesa Ucrania solo representaba alrededor del 5 por ciento de las importaciones de gas europeas.
Moscú cortó el suministro de gas a Europa tras invadir Ucrania en 2022, lo que disparó las facturas de la energía y obligó a muchos gobiernos a presentar paquetes de emergencia para ayudar a las empresas y ciudadanos en apuros. En respuesta, la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea redujeron su dependencia del gas ruso, aunque tres países —Austria, Hungría y Eslovaquia— siguieron comprando grandes cantidades de energía a Rusia.
El gobierno austriaco dijo el miércoles en un comunicado que se había preparado con antelación y que había encontrado proveedores fuera de Rusia. “Hicimos nuestros deberes y estábamos bien preparados para este escenario”, dijo Leonore Gewessler, ministra de Energía de Austria, en las redes sociales.
Aunque Hungría había presionado para que se mantuviera abierto el gasoducto ucraniano, recibe la mayor parte del gas ruso a través del gasoducto TurkStream, que va desde Rusia por debajo del Mar Negro hasta Turquía.
Eslovaquia, cuyo primer ministro, Robert Fico, mantiene relaciones amistosas con Putin, depende en gran medida del gas ruso, pero su ministro de Economía dijo en una declaración el martes que no sufriría escasez debido al gas almacenado y a los suministros alternativos.
Fico, quien viajó a Moscú el mes pasado para mantener conversaciones con Putin centradas en el gas, había amenazado con cortar el suministro de electricidad como represalia contra Ucrania si no prorrogaba el acuerdo de tránsito. El miércoles dijo que el fin del acuerdo tendría “un impacto drástico para todos nosotros en la UE, pero no para la Federación Rusa”.
Más vulnerable es Moldavia. En diciembre declaró el estado de emergencia por temor a que el fin del suministro de gas ruso a través de Ucrania pusiera en peligro su principal fuente de electricidad, una central eléctrica de gas situada en la región separatista de habla rusa de Transnistria.
Gazprom advirtió esta semana a Moldavia que interrumpiría todas las entregas de gas el 1 de enero, incluso si el gasoducto a través de Ucrania seguía funcionando, alegando una larga disputa sobre facturas sin pagar. El cierre afectó inmediatamente a Transnistria, una porción de territorio moldavo próximo a Ucrania que, con el apoyo de Moscú, se declaró microestado independiente tras el colapso de la Unión Soviética en 1991.
La compañía energética de la región separatista comunicó el miércoles a sus clientes que dejaría de suministrar gas para calefacción a las residencias particulares de ciudades, pueblos y aldeas. La empresa suministrará gas para cocinar “hasta que la presión en la red descienda a un nivel crítico”, dijo en un comunicado en Telegram.
El hecho de que Rusia se arriesgue a perjudicar a sus propias fuerzas subsidiarias en Transnistria, ocupada por soldados rusos desde hace más de tres décadas, es una muestra de cómo la guerra en Ucrania ha alterado las prioridades de Moscú.
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Ucrania también se ha enfrentado a decisiones difíciles. Luchando por resistir los incesantes ataques rusos tanto en el frente como dirigidos a su red energética, Kiev parece haber decidido que la oportunidad de asestar un golpe económico al Kremlin reduciendo sus ingresos por exportaciones de gas superaba los riesgos potenciales.
“No permitiremos que ganen más miles de millones con nuestra sangre”, dijo Zelenski al anunciar la decisión de cerrar el gasoducto el 19 de diciembre. El miércoles, escribió en las redes sociales: “Como resultado de que Rusia haya convertido la energía en un arma y haya recurrido al chantaje cínico de sus socios, Moscú ha perdido uno de los mercados más rentables y geográficamente accesibles”.
Esto “subraya lo mucho que ha cambiado el panorama político y energético europeo desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en 2022”, dijo antes del cierre Bota Iliyas, analista principal de PRISM, una empresa de inteligencia estratégica.
El viaje de Fico a Moscú a principios de diciembre fue un golpe a la unidad europea para mantener aislado al Kremlin. En cuanto Fico regresó a Eslovaquia, amenazó con cortar a Ucrania el suministro de energía vital que necesita para mantener su maltrecha red eléctrica. Alrededor del 19 por ciento de la electricidad que Ucrania importa de la Unión Europea pasa por Eslovaquia, según funcionarios ucranianos.
Galushchenko, ministro de Energía ucraniano, dijo que interrumpir el suministro de electricidad a Ucrania violaría la normativa europea, y Kiev ha hecho un llamamiento a Bruselas para que bloquee la medida. Al mismo tiempo, Ucrania está negociando con otros aliados europeos, incluida Polonia, para importar más energía y compensar cualquier medida que pudiera tomar Eslovaquia.
Ucrania ha estado trabajando para disminuir su propia dependencia de Rusia para satisfacer sus necesidades energéticas y recientemente anunció que había importado gas natural licuado de Estados Unidos, a través de Grecia, por primera vez.
FUENTE: NYTIMES