Testigos dicen que el agresor, un alemán de 27 años identificado como Paul H., gritó «Alá es grande»
Un alemán de 27 años acuchilló la madrugada del martes a cuatro personas en la estación de trenes de Grafing, a 38 kilómetros de Múnich. Una de las víctimas murió y las otras tres fueron hospitalizadas, una en estado muy grave. Las autoridades sospechan que el autor podría arrastrar problemas mentales y haber estado bajo la influencia de algún tipo de drogas durante lo ocurrido.
“Será sometido a exámenes médicos para determinar si tiene una responsabilidad criminal en los actos que cometió”, dijo el portavoz de la fiscalía de Múnich, Ken Heidenreich, quien en la mañana del martes había señalado a EL PAÍS que no descartaba que el ataque podría tener un trasfondo político islamista por haber invocado el autor, supuestamente, a Alá . “Sus declaraciones han sido muy confusas”, añadió.
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El fallecido era un hombre de 56 años, que murió en el hospital al que fue trasladado. El resto de atacados también eran hombres, de 43, 55 y 58. Poco después del ataque, el ministro del Interior de Baviera, Joachim Hermann, calificó como un “ataque horroroso” lo ocurrido en la estación y señaló que el asaltante podría haber estado drogado.
Sin embargo, en la rueda de prensa, el director de la policía criminal de Baviera, Lothar Köhler, admitió que aun no sabían si lo estaba, aunque dijo que tenían informaciones que el atacante, a quien se ha identificado como Paul H, originario de Giesen, una ciudad en el Estado de Hesse, había consumido marihuana hacia dos días en su ciudad natal.
l alto funcionario de la policía criminal bávara afirmó que las investigaciones llevadas a cabo en el curso de la jornada habían dejado claro que el atacante no tenía ninguna relación con grupos terroristas islámicos y que tampoco estaba fichado por la policía de Giesen, donde vivía gracias a la ayuda social desde hace dos años.
“No existe ningún indicio que el atacante tuviera relaciones con grupos islámicos o salafistas”, dijo el funcionario, quien también señaló que tampoco existían pruebas gráficas sobre una hipotética radicalización del atacante. “Actuó en forma solitaria pero no sabemos porque decidió actuar en Grafing”, añadió.
El ataque en la estación de trenes de Grafing conmovió a la nación a causa del supuesto trasfondo islamista y tuvo una amplia cobertura periodística. Los canales de televisión destacaron equipos especiales el lugar y los principales medios germanos abrieron con este tema sus cabeceras digitales.