Detrás de las dudas que alberga el multimillonario Elon Musk se encuentra un padecimiento que lo aqueja desde hace más de una década.
Esta semana el empresario multimillonario Elon Musk expresó durante una llamada con analistas e inversores sus dudas sobre sus planes de instalar la sexta gigafactory de Tesla en México, advirtiendo riesgos por las altas tasas de intereses y la incertidumbre de los consumidores en un contexto de desaceleración económica mundial.
Y aunque el gobierno de Nuevo León reveló que Musk les ratificó a integrantes de la administración de Samuel García los planos de construcción de la planta en el municipio de Santa Catarina, el hombre más rico del mundo prefiere ver hacia dónde se dirige la economía antes de ir “a toda máquina” con el proyecto.
Lo anterior, luego de que en el tercer trimestre de 2023 el margen bruto del fabricante estadunidense de vehículos eléctricos cayera a su nivel más bajo en más de cuatro años debido a su agresiva política de recortes de precios para proteger su liderazgo frente a la dura competencia de Tesla en Estados Unidos y China.
Empero, Tesla se mantiene reacia a la creencia de que un líder de la industria también debe serlo en costos.
“Si bien los costos de producción en nuestras nuevas fábricas siguieron siendo más altos que los de nuestras fábricas establecidas, implementamos las actualizaciones necesarias en el tercer trimestre para permitir mayores reducciones de costos unitarios”, señaló la compañía en su reporte de resultados financieros.
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¿A qué le teme Musk?
En un contexto donde la gran mayoría de los consumidores compra autos a mensualidades, al polémico magnate le preocupa que a medida que suben las tasas de interés la proporción de dicho pago vaya en aumento y la deuda termine asfixiándolos.
«Un gran número de personas viven al día y con muchas deudas. Tienen deudas de tarjetas de crédito, deudas hipotecarias. Entonces, esa es la realidad para la mayoría de las personas”, sostuvo el empresario.
A esta situación se le suma las guerras en diferentes regiones del mundo, siendo las de Ucrania e Israel las que mayor intensidad han alcanzado, con un impacto directo en la economía de otros países y de millones de personas.
Este panorama de incertidumbre, que dijo hace que la gente dude en comprar un auto nuevo, hace que el multimillonario “no quiera ir a toda velocidad” con respecto a proyectos como la construcción de la gigafábrica en México, un sentimiento de temor que achacó al trastorno de estrés postraumático que padece.
«Pido disculpas si soy más paranoico de lo que debería, porque ese también podría ser el caso, porque tengo trastorno de estrés postraumático desde 2009, en gran medida. Y de 2017 a 2019 tampoco fue un día fácil”, se justificó.
¿Excusa o una realidad?
Los orígenes del padecimiento que aqueja a Musk se remontan a la burbuja ‘puntocom’ que se dio entre 1997 y 2001, periodo en el que algunas empresas de internet colapsaron debido al entusiasmo de los inversores advenedizos por el avance tecnológico que las hizo alcanzar valores estratosféricos pese a que no tenían ingreso alguno.
Durante estos años el empresario logró mantener con vida al banco en línea llamado X que lanzó en 1999 y que tras su fusión con la compañía de software Confinity en 2001 se convirtió en PayPal.
Sin embargo, esta enfermedad se agravó durante la Gran Recesión de 2008, provocada por la quiebra del banco de inversión estadunidense Lehman Brothers, la cual tuvo efectos devastadores en diversos sectores de la economía, incluyendo la automotriz, y se extendió hasta 2009.
En aquellos años, Musk luchó por mantener a flote a Tesla mientras gigantes automotrices como General Motors y Chrysler se declaraban en quiebra ante la imposibilidad de hacer frente a sus compromisos de deuda, un suceso que marcó al magnate de por vida y que le causó lo que llama “estrés postraumático de recesión”.
“Tesla no quebró a pesar de ser una nueva empresa de vehículos eléctricos. Fue tremendamente difícil mantenernos con vida en 2009. Y la razón por la que pudimos mantenernos con vida es en parte simplemente porque estábamos paranoicos”, dijo en una charla con el personal de Twitter, compañía de redes sociales que compró en 2022, a la que The Verge tuvo acceso.
Todo lo anterior sumado a una infancia difícil en Sudáfrica, en donde fue víctima de acoso escolar y de maltrato psicológico por parte de su padre Errol Musk, con quien hasta la fecha mantiene una relación complicada.
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“Los ricos también lloran”
Como si se tratara de la trama de una de las telenovelas mexicanas más exitosas, los eventos traumáticos por los que Elon Musk ha atravesado le impiden “saborear el éxito y oler las flores”, según su ex pareja Claire Boucher, cantante canadiense mejor conocida como Grimes.
Y aunque esta situación pudiera parecer irrisoria para algunos sectores de la población, ya que se trata del hombre con la mayor fortuna del mundo, un estudio publicado por el Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI, por su sigla en inglés) señala que existe una relación significativa entre los períodos de recesión económica y el aumento de los síntomas depresivos, el comportamiento autodestructivo y el suicidio.
“La investigación sobre salud mental en desastres ha demostrado, a lo largo de décadas de investigación desde la década de 1940 hasta el presente, que después de desastres tanto naturales como provocados por el hombre, se ha observado que ocurren problemas psicológicos específicos, como depresión, ansiedad y trastornos relacionados con traumas”, se señala en el estudio.
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Y, si bien, las recesiones económicas no encajan como tal en lo que se conoce como desastre natural, estas comparten muchas de las consecuencias a nivel psicológico de las provocadas por un terremoto, incendio, inundación o cualquier otro fenómeno de esta naturaleza.
Una de estas consecuencias es el trastorno de estrés postraumático, también conocido como TEPT, que puede desencadenarse en personas que han experimentado un evento o un conjunto de circunstancias traumatizantes, de acuerdo con la Asociación Estadounidense de Psiquiatría de Estados Unidos.
Este trastorno provoca síntomas persistentes de intrusión, evitación, cogniciones y estados de ánimo negativos, hiperexcitación y/o reactividad alterada, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
FUENTE: MILENIO