De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencias y la Cultura (Unesco), el Día Mundial de la Libertad de Prensa 2021 pone énfasis en tres imperativos para ese ecosistema; medidas para garantizar la viabilidad de los medios de comunicación, mecanismo para garantizar la transparencia de las empresas de Internet, y mejora de las capacidades de alfabetización mediática e informaciones.
Algunos países de la región, como Bolivia, México y Venezuela, han complicado la supervivencia económica de los medios independientes al negarles publicidad oficial. Además, los periodistas latinoamericanos sufren de violencia del narcotráfico y de las autoridades, que puede terminar en atentados, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas o asesinatos.
A continuación, presentamos a los 10 países de América Latina peor ubicados en la Clasificación de Libertad de Prensa 2021, que realizó la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
10. Paraguay (puesto 100 de 180)
Las amenazas y agresiones a periodistas y a radios comunitarias son frecuentes en Paraguay. Los autores de estos ataques suelen ser las organizaciones criminales y las autoridades locales, que gozan de una gran impunidad, señala RSF.
La frontera con Brasil y Argentina es el lugar más peligroso del país para poder ejercer el periodismo. Investigar temas relacionados con el narcotráfico y la corrupción en esta zona puede ser un riesgo que se paga con la vida, alerta la organización.
Durante 2020, aumentaron los atentados contra los medios de comunicación, especialmente en las zonas rurales del país.
8. Brasil (puesto 111 de 180)
La corrupción, la concentración de los medios de comunicación y el recrudecimiento de los actos de violencia contra periodistas han hecho que el país pierda lugares en el ranking. En 2020, Brasil ocupaba el puesto 107 de la clasificación.
Los periodista del país sufren amenazas, agresiones o asesinatos. En muchos casos, los reporteros, conductores de programas de radio y blogueros asesinados abordaban o investigaban temas relacionados con la corrupción, las políticas públicas o el crimen organizado en ciudades pequeñas y medianas del país, en las que son más vulnerables.
La situación de la prensa en Brasil ha empeorado desde la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro, el 1 de enero 2019. «Los insultos, el trato denigrante, la estigmatización y la humillación hacia los periodistas se han convertido en ‘la marca de la fábrica’ del presidente brasileño», asegura RSF.
Bolsonaro ataca violentamente cualquier información contraria a sus intereses o a los de su gobierno en cuanto es publicada. Esto abona a un clima de odio y desconfianza hacia los medios en el país sudamericano.
Por otro lado, el paisaje mediático sigue estando muy concentrado en Brasil; muchos medios de comunicación están en manos de familias de industriales, a menudo cercanas a la clase política.
7. Guatemala (puesto 116 de 180)
El presidente Alejandro Giammattei, que tomó posesión del cargo en enero de 2020, ha adoptado una retórica muy agresiva hacia la prensa, que se sustenta en acusaciones falsas y ataques verbales, además de orquestar humillaciones públicas contra los periodistas.
«A menudo se registran asesinatos de periodistas, por lo que Guatemala sigue siendo uno de los países más peligrosos del continente para la prensa”, dice RSF. La concentración mediática también es un problema en la región.
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6. Nicaragua (puesto 121 de 180)
Desde la reelección por un tercer mandato consecutivo de Daniel Ortega, en 2016, los periodistas sufren una constante estigmatización, campañas de odio, detenciones arbitrarias y amenazas de muerte.
«En las manifestaciones, los reporteros nicaragüenses a menudo son intimidados y agredidos, pues se considera que toman partido», señala RSF.
A partir de abril de 2018, cuando se agravó la crisis política en Nicaragua, la represión a la prensa independiente ha aumentado alarmantemente. Muchos periodistas han tenido que exiliarse, mientras otros han sido detenidos, acusados de terrorismo.
La prensa independiente no alineada al gobierno de Ortega carece de recursos económicos y no cuenta con equipo para protegerse durante las protestas, como chalecos antibalas.
«La ‘Ley de Agentes Extranjeros’, aprobada en octubre de 2020 y cuya finalidad es ‘prevenir los delitos contra la seguridad del Estado’, obliga a registrarse como ‘agente extranjero’ en el Ministerio del Interior a cualquier entidad o persona que reciba financiación de fuera del país, incluidos los corresponsales de prensa y los medios internacionales. Esta norma viene a fortalecer el arsenal del gobierno nicaragüense para reducir al silencio a las voces críticas y disidentes», dice la organización.
5. Colombia (puesto 134 de 180)
Casi es imposible hacer periodismo de investigación en Colombia debido a la violencia del crimen organizado, los grupos paramilitares y los narcotraficantes, contra los periodistas.
«Los reporteros que trabajan en temas como el orden público, los conflictos armados, la corrupción, la colusión de políticos con grupos armados y los problemas medioambientales suelen padecer presiones, intimidaciones, actos de violencia», según la organización.
Grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) intentan hacer callar a los medios de comunicación alternativos o comunitarios, lo que genera hoyos negros de información en las regiones rurales y en las zonas fronterizas con Venezuela y Ecuador.
En Colombia, los medios de comunicación tienen vínculos cercanos con grandes empresas y con políticos, lo que pone en peligro su independencia editorial y favorece la autocensura.
Los periodistas y medios que han publicado información sobre miembros del gobierno de Iván Duque estaba implicados en casos de fraude, corrupción y violaciones a los derechos humanos han padecido campañas de intimidación y acoso, así como operaciones de espionaje y numerosas presiones judiciales.
4. México (puesto 143 de 180)
Año tras año, México es uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas y los medios de comunicación. La impunidad, a pesar de algunos pequeños avances, es el gran reto que enfrenta la libertad de prensa en este país.
Los periodistas de investigación sufren por la corrupción y la violencia del narcotráfico, especialmente a nivel local. Las amenazas, las intimidaciones, los asesinatos, los exilios y la autocensura son regla para los trabajadores de los medios de comunicación de varias regiones del país.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, que asumió el poder en diciembre de 2018, todavía no ha impulsado las reformas necesarias para frenar la espiral de violencia contra la prensa.
3. Venezuela (puesto 148 de 180)
Medios de comunicación comprados por simpatizantes del gobierno u obligados a dejar de circular debido a la escasez de papel: cada vez es más evidente la intención del gobierno de Nicolás Maduro de controlar la información.
En más de una ocasión, Maduro ha dicho que hay una “guerra mediática” para desacreditar a los medios de comunicación naciones e internacionales que critican su gobierno.
«Desde 2017 se ha intensificado la represión de la prensa independiente y RSF registró un número récord de detenciones arbitrarias y de actos de violencia contra periodistas, a manos de las fuerzas del orden y de los servicios de inteligencia venezolanos», indica el informe del organismo.
Los medios digitales venezolanos se ven enfrentados a continuos ataques informáticos, lo que hace que su labor de información sea cada vez más compleja y costosa.
2. Honduras (puesto 151 de 180)
Las agresiones, las amenazas de muerte, los asesinatos y los procesos judiciales abusivos contra periodistas de oposición y medios de comunicación comunitarios no dejan de aumentar desde el golpe de Estado registrado en 2009.
La mayor parte de las agresiones y actos de violencia contra la prensa en Honduras son cometidos por las fuerzas del orden, en particular por la policía militar y el ejército.
Una práctica común de intimidación y censura es emprender procesos judiciales abusivos contra los periodistas, también sancionar las difamación con penas de prisión y, en ocaciones, incluso con la prohibición de ejercer el periodismo.
1. Cuba (puesto 171 de 180)
El régimen castrista ha incrementado la censura y la represión de los periodistas independientes y de la prensa de oposición que intentan subsistir en la isla. La presidencia de Miguel Díaz-Canel, la primera persona sin el apellido Castro que gobierna la isla desde 1960, no ha mejorado la situación de la prensa cubana.
El gobierno cubano «mantiene un monopolio casi absoluto de la información e intenta obstaculizar por todos los medios el trabajo de la prensa independiente: detenciones arbitrarias, amenazas de encarcelamiento, persecución, acoso, registros domiciliarios ilegales, confiscación y destrucción de material periodístico» asegura la organización.
Los periodistas independientes y bloqueos están bajo vigilancia de agentes del Estado, que intentan restringir su libertad de movimientos. Los periodistas extranjeros también sufren de un estricto control: se otorgan acreditaciones de prensa de forma selectiva y se expulsan a los reporteros que son considerados «demasiado negativos» frente al régimen.
Incluso en un entorno tan negativo, existe una esperanza para la libertad de prensa en Cuba: la mejora progresiva de la cobertura de internet en la isla.
FUENTE: EXPANSION