El Banco de México llega hoy a sus primeros 90 años de operaciones en envidiables condiciones ante las tasas de interés e inflación históricamente bajas.
Su creación, por medio de un decreto que se publicó en el Diario Oficial el 25 de agosto de 1925, cerró un largo periodo de inestabilidad y anarquía monetaria, iniciado desde principios del siglo XIX, y durante el cual reinaba un sistema de pluralidad de bancos de emisión. Ello se agravó durante la Revolución iniciada en 1910, cuando sobrevino la desconfianza en el papel moneda y la destrucción del sistema monetario vigente.
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James Salazar, analista económico financiero senior de CI Banco, explicó a Excélsior que “uno de los principales logros del Banco de México se registró apenas en etapas recientes: el haber establecido su autonomía, ya que a raíz de eso existe una correlación muy fuerte en el control de la inflación, hay que recordar que Banxico tiene como mandato único la estabilidad de precios”.
El Banxico ha atravesado por varias etapas, de buenos momentos, como el ligado al desarrollo estabilizador, cuando México logró sus mejores años en términos de crecimiento, al mantener un tipo de cambio fijo (en 12.50) que le permitió entre 1954 a 1970 lograr tasas de crecimiento sólidas y sostenidas, ahí también jugó un papel importante el banco central”, agregó.
“Después de eso, los grandes retos que ha enfrentado han sido las crisis económicas, sobre todo enfocadas en las grandes devaluaciones que se presentaban”, abundó.
Primeros intentos
En 1822, durante el imperio de Agustín de Iturbide, se presentó, sin éxito, un proyecto para crear una institución con la facultad de emitir billetes, que se denominaría “Gran Banco del Imperio Mexicano”.
Tras el triunfo de la Revolución Mexicana, los Constituyentes consagraron su creación en el artículo 28 de la Carta Magna promulgada en 1917, que establece que la emisión de moneda se encargaría exclusivamente a un banco que estaría “bajo el control del Gobierno”.
El establecimiento del Banco de México se hizo realidad en 1925, gracias a los esfuerzos presupuestarios y de organización del entonces secretario de Hacienda, Alberto J. Pani, y al apoyo del presidente Plutarco Elías Calles. El inicio solemne de operaciones fue el 1 de septiembre de 1925 y su primera gran reforma ocurrió hacia 1931 y 1932, cuando se promulga una controvertida Ley Monetaria por la cual se desmonetiza el oro en el país.
La autonomía
La fase de modernización definitiva del banco central se inicia con el otorgamiento de su autonomía, la cual empezó a regir a partir de abril de 1994. En términos prácticos, la autonomía del Banco de México implica que ninguna autoridad pueda exigirle la concesión de crédito, con lo cual se garantiza el control del instituto central sobre el monto del dinero en circulación.
El Banco de México logró desarrollar un nuevo instrumento de intervención y avanzar hacia la adopción de una de las más modernas fórmulas de política monetaria: el esquema denominado Objetivos de Inflación (OI).
A partir de 1996, empezaron a acordarse metas anuales para la inflación. En 1999 se fijó la meta de una inflación de 3 por ciento anual para el cierre de 2003, y en 2001 se anunciaron las metas multianuales intermedias, a fin de mantener a la inflación en la trayectoria apropiada o requerida para llegar al objetivo final previsto para diciembre de 2003.
( Fuente dineroenimagen)