A unos días de que inicie el nuevo ciclo escolar 2024-2025, muchos padres de familia no han podido comprar los útiles escolares y uniformes que usarán sus hijos en las escuelas tabasqueñas.
La difícil situación económica por la que traviesa un amplio sector de la población, se ha convertido en un verdadero viacrucis en vísperas del regreso a las aulas. El salario que perciben alcanza para lo más indispensable y los útiles escolares y uniformes están en la lista de gastos extraordinarios y es ahí donde todo se complica en los hogares.
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Han recurrido a los préstamos bancarios o al uso de tarjetas de crédito o a las casas de empeños para poder cubrir los requerimientos de sus hijos en materia educativa. Los gastos se multiplican y los ingresos son insuficientes. En algunos casos los papás y mamás trabajan, incluso hijos, y aun así el dinero no alcanza para cubrir todo.
Es un verdadero drama que el viven los padres de familia en esta época. El costo de los uniformes está por las nubes, como se dice. En algunas tiendas un solo uniforme llega a costar hasta mil 400 pesos, imagínese si en un hogar son dos o tres estudiantes de educación básica.
El comercio ahora sí que ha hecho su agosto en pleno mes. Una libreta sencilla que antes costaba, por ejemplo, 20 pesos, ahora cuesta 30 o un poco más. Y si en una familia hay dos o tres niños en edad escolar, la situación se complica más.
No faltan los establecimientos donde se cometen abusos y aumentan desproporcionadamente los precios de libretas, lápices y otros artículos que forman parte de la lista de útiles escolares que año con año los padres deben cubrir en su totalidad.
La Profeco ha establecido un programa denominado «Regreso a Clases» para vigilar que el comercio no cometa abusos en los precios de estos artículos. De acuerdo a la Oficina de la Defensa del Consumidor en Tabasco, se han presentado, a la fecha, 16 denuncias por incumplimiento de promociones, falta de información «clara y veraz» acerca de los productos, entre otras anomalías. Se tienen que frenar estos abusos, en tiempos de carestía es un crimen aumentar los precios de manera desproporcionada.
FUENTE: EL UNIVERSAL