Durante la temporada de calor, las enfermedades gastrointestinales tienden a incrementarse, y entre ellas destaca la hepatitis A, una infección altamente contagiosa del hígado causada por el virus del mismo nombre. La hepatitis A se propaga principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados, y también por el contacto con personas infectadas que no han tenido una higiene adecuada.
¿Qué es la hepatitis A?
La hepatitis A es una inflamación del hígado provocada por el virus de la hepatitis A (VHA). Esta enfermedad puede causar síntomas como fiebre, fatiga, pérdida del apetito, náuseas, dolor abdominal y coloración amarilla en la piel y los ojos (ictericia). Aunque no se convierte en una infección crónica como otros tipos de hepatitis, puede durar semanas o incluso meses, y en raros casos puede ser grave, especialmente en adultos mayores.
La transmisión fecal-oral es la más común, es decir, el virus se transmite cuando una persona ingiere alimentos o agua contaminados con materia fecal que contiene el virus. También se puede propagar por el contacto directo con alguien que tenga la enfermedad, especialmente si no se lavan correctamente las manos después de ir al baño o de cambiar pañales.
Los niños en guarderías, población vulnerable
Uno de los grupos más vulnerables ante la hepatitis A son los niños que asisten a guarderías y estancias infantiles, según advierte la Asociación Mexicana de Vacunología. La convivencia cercana, el intercambio de juguetes, la manipulación de alimentos y los cambios frecuentes de pañal aumentan el riesgo de contagio en estos espacios.
En este contexto, es fundamental que tanto los pequeños como el personal educativo cuenten con las medidas necesarias para evitar la propagación del virus.
¿Cómo se puede prevenir?
La prevención de la hepatitis A es posible con medidas de higiene y vacunación. De acuerdo con la información difundida por la Secretaría de Salud y organismos como la OMS, las siguientes acciones son clave:
Lavado adecuado de manos
Una de las principales formas de cortar la cadena de transmisión del virus es el lavado frecuente de manos con agua y jabón, especialmente después de ir al baño, cambiar pañales y antes de preparar o consumir alimentos. Esta medida sencilla puede marcar una gran diferencia, sobre todo en espacios con alta concentración de niños.
Vacunación oportuna
La vacunación es una herramienta efectiva y segura para prevenir la hepatitis A. En México, la Secretaría de Salud ha aprobado la aplicación de una dosis de la vacuna contra la hepatitis A a niños de un año de edad que asisten a estancias infantiles y guarderías.
Sin embargo, la recomendación de especialistas en vacunología es aplicar un esquema completo de dos dosis para garantizar una mayor y más duradera protección frente al virus.
Además, se aconseja que todo el personal de las guarderías esté también vacunado, ya que pueden ser vectores de transmisión si no se siguen adecuadamente las medidas de higiene.
Temporada de calor: más cuidado que nunca
Durante los meses más cálidos del año, el riesgo de brotes de hepatitis A se incrementa. El calor favorece la descomposición de los alimentos y la proliferación de bacterias y virus en el agua y en superficies mal desinfectadas.
Por eso, es fundamental reforzar los hábitos de limpieza y garantizar el acceso a agua potable y alimentos bien cocidos.