El crimen organizado en México ha llevado su estrategia de reclutamiento a un nuevo nivel: el terreno digital.
Plataformas como TikTok, Instagram, WhatsApp y Facebook se han convertido en vehículos clave para atraer a adolescentes y jóvenes a las filas del narcotráfico, usando herramientas propias del marketing digital como hashtags, emojis, música popular, videos aspiracionales y lenguaje emocional.
Las organizaciones criminales utilizan redes sociales no sólo como propaganda, sino como un medio para construir identidad, pertenencia y promesas de éxito, especialmente entre sectores juveniles con pocas oportunidades.
Existen cuentas que promueven el reclutamiento de forma abierta, dirigidas tanto a hombres como a mujeres, con mensajes específicos para atraer, por ejemplo, a madres solteras o estudiantes con problemas económicos.
Entre los códigos más usados por los cárteles están los emojis: el gallo para el CJNG, la pizza para el Cártel de Sinaloa, entre otros símbolos que operan como lenguaje encubierto. Los hashtags más recurrentes son #4letras, #MayoZambada, #NuevaGeneración, #Mencho o #ElSeñorDeLosGallos. Junto con estas etiquetas se usan audios virales con narcocorridos, corridos tumbados, rap y otros géneros musicales con fuerte carga simbólica.
Artistas como Los Alegres del Barranco, Fuerza Regida, Peso Pluma, El Komander y Chalino Sánchez están entre los más utilizados como fondo en los videos. Aunque muchos jóvenes simplemente disfrutan la música, la normalización visual del crimen mediante estos contenidos diluye la línea entre entretenimiento y apología.
No se trata solo de exhibir camionetas, fajos de billetes o armas, también hay contenido explícitamente dirigido al reclutamiento. Aparecen falsas ofertas de empleo para guardias, escoltas o mensajeros, que una vez contactados, son canalizados a grupos cerrados de WhatsApp donde comienza el verdadero adoctrinamiento.
En estos grupos, los reclutadores se presentan como “comandantes” o “jefes de plaza”, publican vacantes con sueldos atractivos y describen supuestos beneficios.
Al mostrar interés, el joven es contactado en privado, se le solicita ubicación, y si está cerca, incluso se le envía un taxi para trasladarlo. A partir de ahí, pueden ser llevados a casas de seguridad o campamentos donde se da el entrenamiento.
Ese entrenamiento, sin embargo, no es lo que se anuncia, hay testimonios que hablan de adoctrinamiento forzado, tortura, asesinatos ejemplares, y la exhibición de violencia extrema como método de intimidación y prueba de lealtad.
Se han compartido videos con ejecuciones, entrenamiento con armas y rituales de ingreso que borran toda duda sobre el tipo de “trabajo” que se está asumiendo.
Las consecuencias son trágicas, niños desde los 6 años están siendo utilizados como halcones, mensajeros, transportistas de droga o incluso víctimas de explotación sexual. Los adolescentes son enviados como sicarios, cobradores, secuestradores o traficantes, la frontera entre víctima y victimario desaparece.
Ante este fenómeno, algunas voces del Congreso han propuesto tipificar el delito de reclutamiento criminal, ya sea forzado o “voluntario”, realizado a través de medios digitales, la propuesta busca imponer penas de hasta 50 años si se trata de menores, y aumentar los castigos si se demuestra adoctrinamiento o participación activa en actividades delictivas.
Sin embargo, el problema va más allá del marco legal, la música que glorifica al narco es hoy tendencia en plataformas globales.
La canción “El del Palenque” de Los Alegres del Barranco, que alude directamente a líderes criminales, se volvió viral después de que en un concierto se proyectara la imagen de uno de ellos en pantalla gigante.
El escándalo mediático no frenó su éxito, por el contrario, la canción escaló en la lista LyricFind Global de Billboard, posicionando su tema “El del Palenque” en el primer lugar, en los rankings globales de búsquedas de letras y aumentó sus reproducciones en Spotify y YouTube.
Esta paradoja —prohibir un contenido que se viraliza más por ser prohibido— genera un dilema cultural.
¿Debe el Estado censurar géneros musicales completos? ¿Debe perseguirse a quienes escuchan o interpretan estas canciones? La respuesta oficial ha sido ambigua.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de México informó sobre la desactivación de 39 cuentas de TikTok vinculadas al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Estas cuentas, que se identificaban abiertamente como parte de la organización criminal, eran utilizadas para reclutar jóvenes mediante ofertas laborales falsas, prometiendo sueldos atractivos y empleos como guardias de seguridad.
- Reclutamiento.ng29_3
- @el.ken.de.cjng
- Wera ng
- Chamuko_fng
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- Sombra.ramx
- User_76711287181943
- El_vecy
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- Natasha.ng22
- Gente.nueva.de.sonora
- @werang56
- johanapacheco978
- Csrrangel
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- Mochada4letras
- @el.clutaa
- Luis.armando.soto8
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- ng.reclu
- Empresa 4 letras
- Girasol359
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- Angel.estrada.4355
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- Contratista dela4
- Empresa.de.jalisc
- Ear23012008
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- @elcluta
- Elmorro.gn
- Valeriacordoba17
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- @el.cluta3
- El.minki.4lts
- El cluta
- Las.4.letras.ng
- Werong6
- elcluta
Los interesados eran contactados y citados en terminales de autobuses en Jalisco, desde donde eran trasladados al Rancho Izaguirre en Teuchitlán, donde permanecían incomunicados y recibían adiestramiento en manejo de armas.
Durante una conferencia de prensa, el titular de la SSPC, Omar García Harfuch, detalló que estas cuentas formaban parte de una red de propaganda y reclutamiento del crimen organizado, operando con lenguaje en clave y referencias a grupos delictivos.
Algunas de estas cuentas estarían vinculadas a casos de desaparición forzada, como el del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, donde recientemente se hallaron restos humanos calcinados y crematorios clandestinos.
Algunas autoridades han cancelado conciertos o prohibido géneros en eventos públicos, pero desde la Presidencia se ha señalado que lo ideal no es prohibir, sino construir una cultura distinta desde la educación y la familia.
Y es precisamente ahí donde recae uno de los factores más ignorados:
la responsabilidad de los padres, hoy, no es raro ver a niños de 2 o 3 años usando teléfonos o tabletas sin supervisión. Acceden libremente a TikTok, YouTube, videojuegos y contenidos no aptos para su edad, sin ningún filtro.
“El narco no necesita buscarlos, ellos mismos llegan, deslizando el dedo.”
Psicólogos y expertos en infancia han advertido que la exposición temprana a contenido violento o glamurizado puede desensibilizar a los niños y formar modelos aspiracionales distorsionados.
Si un niño crece viendo que el “poder”, el “dinero fácil” y el “respeto” vienen del crimen, es muy probable que no tenga problemas en querer ser parte de él cuando llegue la adolescencia.
Mientras el crimen organizado invierte en marketing digital, storytelling y contenidos audiovisuales dirigidos a los jóvenes, la sociedad parece ir atrás:
“padres distraídos, escuelas rebasadas, políticas públicas desarticuladas y plataformas sin regulación efectiva.”
No se puede combatir al narco del siglo XXI con mentalidad del siglo pasado, la batalla no es solo con armas, sino con narrativas, con educación digital, con prevención desde el hogar, con herramientas culturales que generen sentido, pertenencia y esperanza real.
Aunque el gobierno federal ha comenzado a tomar acciones —como la tipificación del delito de reclutamiento criminal, la cancelación de cuentas ligadas a cárteles en redes sociales y el discurso institucional contra la apología de la violencia—, estas medidas siguen siendo parciales, tardías y reactivas.
No basta con apagar cuentas de TikTok o prohibir canciones, mientras no exista una estrategia nacional sólida de prevención digital, educación crítica en escuelas, regulación real de plataformas, apoyo a familias vulnerables y reconstrucción del tejido social, cualquier esfuerzo será como poner curitas en una hemorragia.
El crimen organizado ya entendió el poder de los algoritmos y la narrativa emocional.
Si el Estado no aprende a comunicar con la misma eficacia, empatía y penetración —pero desde la legalidad y la conciencia—, la batalla por las mentes jóvenes se seguirá perdiendo scroll tras scroll.
FUENTE: DIARIO 22