De acuerdo a un operador del Cártel de Sinaloa, “El Barbas” recompensó a un hombre luego del “levantón” realizado en Morelos
El primer testigo en el juicio contra Genaro García Luna fue Sergio Villarreal, alias El Grande quien narró la vez en que el ex secretario de Seguridad Pública fue “secuestrado” por parte de miembros de los Beltrán Leyva.
En aquella ocasión El Grande, quien se desempeñó como lugarteniente del Cártel de los Beltrán Leyva señaló a García Luna de haber recibido sobornos millonarios por parte de la organización criminal.
Durante el martes 31 de enero se presentaron nuevos testigos, entre los que estuvo Israel Ávila, se trata de un testigo protegido que se identificó como operador del Cártel de Sinaloa. Por orden de los fiscales no aparece en los dibujos, pues es testigo protegido.
Las palabras de Ávila coincidieron con el testimonio de El Grande, el cual fue presentado días antes.
El “secuestro” fue por parte de los Beltrán Leyva, quienes temían que García Luna formara alianzas con Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, pues el ex secretario de Seguridad había dejado de tener comunicación con ellos.
La operación de dicho secuestro estuvo a cargo de un hombre identificado como Francisco Camacho, quien sería encargado de la seguridad de los hermanos Mario y Alberto Pineda Villa, según lo informó a través de redes sociales el periodista Ángel Hernández.
Los hermanos Pineda Villa fueron identificados con los alias El Borrado y El MP y eran miembros del Cártel de Sinaloa, según el testimonio de Ávila. “Ni tu ni nosotros trabajamos para García Luna. Él trabaja para nosotros”, dijeron los hermanos según lo registró en Twitter el periodista Arturo Ángel.
Según las declaraciones de Sergio Ávila, fue el propio Camacho el que le dijo que Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas le dio una casa debido a que el secuestro fue un éxito.
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Ávila también dijo que en su momento pensó que rentaba casas a miembros de la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI) debido a que las personas con las que tenía contacto portaban uniformes, placas y vehículos de dicha institución. Sin embargo, se dio cuenta que no eran policías porque en una ocasión mataron a alguien en una de las casas.
Otra de sus declaraciones fue que a través de un archivo de Excel, en el cual se manejaba la contabilidad de los Beltrán Leyva, pudo ver que en la nómina del narco estaba García Luna a quien se le dieron los apodos de Metralleta o El Tartamudo. Según su confesión, los encargados de dar los sobornos eran El Rey Zambada y Arturo Beltrán Leyva.
Por otra parte, Raúl Arellano Aguilera se presentó como testigo y fue policía federal de 2003 a 2011. Dicha persona aseguró que en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se introducía droga y mercancía ilegal en el sexenio de Felipe Calderón. Incluso dijo que efectivos de la Policía Federal permitían la entrada de sustancias ilegales.
Arellano Aguilera también menciono que había ocasiones en las que se daba una orden por radio identificada como “45 por 35″, bajo esta señal se suspendían las inspecciones y revisiones en el aeropuerto por un determinado tiempo. Además en ese lapso, varios agentes “desaparecían”.
Otra de las claves usadas por elementos de la Policía Federal era la entrada o salida de “maletas con 79 y 40″. El primer número hacía referencia a droga y la segunda a dinero. A pesar de que Raúl Arellano Aguilera no mencionó directamente en su testimonio a Genaro García Luna, en diversas ocasiones hizo referencia a Óscar Moreno, quien era jefe de aeropuertos de la Policía Federal. Moreno se reunía con altos mandos de dicha corporación para recibir dinero, según relató Aguilera.
Fuente: INFOBAE