La semana pasada hablamos de los ingresos de la población mexicana de acuerdo con los tamaños de las familias, fuentes de ingreso y demás factores macro. Esta semana hablaremos de cómo es el consumo en general y de algunos casos en específico. Iniciaremos por conocer cómo gastan en proteína animal según el estrato social.
El sector con mayor poder adquisitivo, es decir, el más rico, consume estos productos en el siguiente orden:
Res
Leche
Pollo
Cerdo
Huevo
Por su parte, en el estrato más pobre, el consumo es exactamente inverso:
Huevo
Cerdo
Pollo
Leche
Res
Pero ahora veamos al grueso de la población, es decir, el nivel medio. En este sector, el consumo se da de la siguiente manera:
Cerdo
Leche
Pollo
Res
Huevo
Del 100% del ingreso del mexicano, 38% se destina a alimentos o bebidas, es decir, 38 pesos de cada 100. De esos 38 pesos, 40% corresponden a la proteína animal, lo que equivale a 15 pesos de cada 100 pesos de ingreso.
Si hablamos específicamente del consumo de cerdo en el nivel medio, el gasto bajó 18%. Sin embargo, este dato no necesariamente significa que se comió menos cerdo, sino que el precio fue más accesible en comparación con 2022, propiciando que el gasto en cerdo fuera menor que el del huevo.
Lo que sí no perdonó el mexicano fue la tortilla, ya que ésta subió debido al incremento del maíz. Hoy el costo de este producto supera el 60% del costo de la carne de cerdo. Para tener más claros estos datos, pensemos en un taco de chicharrón con un valor de 16 pesos, 10 pesos corresponden al chicharrón y 6 sólo a la tortilla.
Por otra parte, en el caso de la res, el gasto de 2024 vs 2022 en el sector más alto sólo representó un incremento de 2%, mientras que en el más bajo llegó a impactar hasta un 36%.
Aunque todo mundo quiere tener un estilo de vida más saludable, este resultado que nos da la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH) revela muchas vertientes interesantes para analizar. Por ejemplo, muestra que el estrato social más alto gasta más del doble en vegetales que el estrato bajo; en el caso de frutas, el estrato alto consume tres veces más en comparación con el sector bajo. Otro dato importante es que el estrato más bajo consume más tortilla que el alto, por lo que es fundamental entender al segmento al que estamos dirigiendo el producto y el canal.
Mucho por seguir analizando, pero por hoy, podemos resumir lo siguiente: El consumo de proteína animal y de alimentos en general no sólo refleja las preferencias de cada estrato social, sino que también revela la forma en que las condiciones económicas determinan los hábitos alimenticios y las posibilidades de acceder a una dieta más variada y balanceada.
Mientras los niveles altos pueden diversificar su gasto hacia frutas, verduras y proteínas de mayor costo, los sectores más vulnerables concentran gran parte de sus ingresos en lo básico, como huevo y tortilla, lo que limita sus opciones. Esto no solo habla de desigualdad en el ingreso, sino también en la calidad de la alimentación, y nos invita a reflexionar sobre cómo la industria debe adaptarse y entender a quién se dirige, para responder de manera más efectiva ante las distintas necesidades de sus consumidores.
Fuente: Ganaderia