Con el inicio de la Cuaresma, los comerciantes de mariscos en Mérida enfrentan un reto adicional debido a la veda de especies como el mero, el pulpo, la langosta y otras variedades de pes cados y mariscos.
Aunque la demanda de estos productos aumenta considerablemente durante la temporada, la falta de algunas especies clave en el mercado ha generado incertidumbre en los vendedores, quienes buscan mantener los precios accesibles para los consumidores.
Rufino Caamal, vendedor de pescado en el área de mariscos del Mercado Lucas de Gálvez, señaló que la venta de productos mari nos es especialmente alta durante esta época del año, pero los precios y la escasez de algunas especies son una preocupación.
“Ahorita estamos vendiendo lo que podemos, hay mucho pescado y marisco, pero el mero, el pulpo y otros productos están en veda, y eso sí afecta a la venta. Por ejemplo, el precio del pulpo ha subido muchísimo, desde 80 pesos por kilo hasta los 170, y ahora se vende hasta en 220 pesos por kilo”, explicó Caamal.
Además del pulpo, otros productos como el camarón también están viendo un incremento en sus costos. Según el vendedor, el camarón más pequeño para caldo está rondando los 220 pesos, mientras que el de mayor calidad, ideal para ceviches y cócteles, puede llegar a costar hasta 300 pesos por kilo. El incremento dependerá de la disponibilidad y la demanda.
A pesar de estas dificultades, los comerciantes siguen trabajando arduamente para abastecer el mercado, Caamal indicó que, a pesar de la escasez de especies debido a la veda, los consumidores continúan buscando productos como el pescado fresco y la tilapia, aunque los mariscos más tradicionales como el mero y el pulpo siguen siendo los favoritos de la temporada.
Por su parte, Don Javier Sosa, es uno de los nueve comerciantes de este giro y señala que hasta ahora el panorama es alentador, pues ayer, después de la primera misa del día, mu chas personas acudieron a comprar.
Además del área de pescados crudos, otro espacio que cobra vida en esta temporada es la zona de cocteles y platillos preparados, donde los visitantes pueden encontrar opciones lis tas para comer ahí o llevar. Mirna Castillo, quien forma parte de las 11 coctelerías que existen en el mercado, explica que antes del inicio de la Cuaresma, muchas personas acudieron por tres razones: el largo fin de semana, la frescura de los productos y los precios accesibles.
“Sólo una vez al año incrementamos los precios, generalmente es en noviembre. La Cuaresma no tiene nada que ver, pero aun así nuestras tarifas son mu cho más económicas que en restaurantes. Además, aquí todo es fresco, no congelado como en los supermercados”, destacó.
Si bien estos negocios registran buenas ventas, existe un gran contraste con la zona de pescados fritos, ya que antes de pandemia podían vender hasta 200 kilos de producto al día; sin embargo, una vez termina da la contingencia esta cifra bajó significativamente a unos 25 kilos, obligando a dos de ellos a bajar cortinas, así lo mencionó don Carlos García.
FUENTE: SIPSE