La población ocupada se encuentra en niveles superiores a lo registrado antes de la emergencia sanitaria por la Covid-19, pero en una nueva distribución, entre las que se encuentra una mayor cantidad de trabajo no remunerado.
Después de dos años de pandemia, el mercado de trabajo en nuestro país ya se encuentra por arriba de los niveles de ocupación observados en febrero de 2020, mes en el que la pandemia aterrizó en el país con los primeros contagios de la Covid-19.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en febrero de este año el mercado laboral reporta niveles superiores a los observados antes de la emergencia sanitaria en el país, sin embargo, esta recuperación ha venido acompañada de una reconfiguración en la distribución del mismo.
“En términos de ocupación, de cantidad de empleos, pareciera que la situación del mercado laboral ya volvió a ser la que se observó antes de la pandemia. Sin embargo, eso no significa que podamos hablar de una recuperación. Hay otros indicadores, otros aspectos diferentes a la cantidad de los empleos que han cambiado en los últimos años y nos indican un empeoramiento de las condiciones laborales”, expresa Nataly Hernández, investigadora del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Mientras los datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) destacan que la población ocupada está por arriba de lo reportado hace dos años en 634,471 personas, las posiciones en el mercado han cambiado. El aumento en el trabajo subordinado es marginal, con un avance de 0.4% sobre lo observado antes de la pandemia. En tanto, el número de trabajadores sin salario reporta un incremento de 5.6% y el de independientes, de 1.1%; mientras que el renglón de los empleadores creció 8.3 por ciento.
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“Creció el autoempleo y mucho de esto implica ocupaciones que requieren la contribución de familias, sobre todo de hijos, esposa o esposo, que contribuyen a ese pequeño negocio, pero por el cual no reciben un salario”, apunta en entrevista José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
En ese sentido, el especialista considera que al menos el crecimiento del trabajo no remunerado y por cuenta propia refleja que las nuevas oportunidades laborales que han encontrado las personas en los últimos 24 meses han sido en condiciones más adversas.
En tanto, en febrero de este año, la tasa de desocupación se posicionó en 3.7%, frente al nivel de 3.5% reportado en febrero de 2020. Además, al considerar a las personas inactivas pero disponibles para laborar, la tasa de desempleo extendida se ubicó en 14.8%, aún lejana al nivel de 12.1% observado antes de las afectaciones de la pandemia.
Otro cambio visible en el mercado laboral, es que en los últimos dos años el sector primario ha perdido el 12.5% de su nivel de ocupación, en buena medida por la contracción registrada en febrero de 2022. En tanto, para los sectores de la industria y de servicios se reportan niveles superiores a los observados hace dos años, con avances de 1% y de 3.8%, respectivamente. El otro renglón particular de la ocupación que mayor caída registra es el del gobierno, donde hay 13.9% menos de personas empleadas.
Brecha laboral persistente
A pesar de que la ocupación ya se encuentra en sus niveles de inicios de 2020, indicadores como la subocupación siguen lejanos a sus dimensiones de hace dos años. La tasa de subempleo, que concentra a quienes trabajan jornadas reducidas y tienen la necesidad de laborar más tiempo, tuvo un ligero crecimiento en el mes pasado para ubicarse en 9.2%. Con ello, se encuentra 0.6 puntos por arriba del nivel prepandemia.
“Estas cifras lo que muestran es que los mexicanos que llegaron al mercado laboral han encontrado una economía que no alcanza a generar los puestos de trabajo que necesitan y tienen que conformarse con una ocupación parcial”, señala José Luis de la Cruz.
En buena medida, el nivel de subempleo y el crecimiento de la población inactiva explican el por qué la brecha laboral —que refleja la necesidad más amplia de empleo en la economía— se encuentra en 22.6% de la fuerza de trabajo potencial, un nivel superior al 19.7% observado en febrero de 2020.
Desde la perspectiva de Nataly Hernández, la población inactiva es la razón principal por la cuál la brecha laboral se mantiene alta. “En la mayoría de los casos se trata de mujeres y sabemos que enfrentan condiciones complejas para participar en la economía”.
“La noticia que puede considerarse positiva entre todo el escenario del mercado laboral, es la caída de la informalidad en febrero. Ésta llegó a poco más de 54% y es una de las mejores cifras, no sólo durante la pandemia, sino antes de la pandemia”, resalta José Luis de la Cruz.
La tasa de informalidad tuvo una ligera reducción en el mes pasado y se ubicó en 54.6%, lo que significó una reducción de 1.5 puntos porcentuales en comparación con el mismo período de 2020. Sin embargo, destaca Nataly Hernández, alrededor del 60% de la recuperación del empleo se ha concentrado en la informalidad.
Fuente: El Economista