Las muertes y daños materiales provocados por las lluvias que azotaron Veracruz, Puebla e Hidalgo la semana pasada podrían haberse reducido si las autoridades hubieran actuado con anticipación, estima José Luis Luege, exdirector de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) entre 2006 y 2012.
“Sí se pudo prevenir, sí se pudieron evitar estas muertes. Lo que pasó es una negligencia imperdonable”, declaró en entrevista con La Silla Rota.
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Durante el 8 y 9 de octubre, la Coordinación Nacional de Protección Civil y la Secretaría de Protección Civil de Veracruz emitieron comunicados sobre la llegada de lluvias significativas, incluyendo la suspensión de clases en municipios como Poza Rica.
En paralelo, Conagua reportó niveles críticos en los ríos Cazones y Pantepec. El río Cazones registró a las 23:00 horas un nivel 3.11 metros por encima del nivel de alertamiento, con un incremento súbito de 2.20 metros en sólo dos horas, lo que indicaba un desbordamiento inminente. En Tuxpan, el río Pantepec mostraba ascensos significativos, con niveles cercanos al máximo ordinario y tendencia al alza.
A pesar de estos datos, las autoridades sólo emitieron comunicados de precaución y suspensión de actividades escolares, sin un llamado claro a evacuar, ni información sobre zonas de riesgo prioritarias.
Fallas estructurales en la coordinación de emergencias
Luege Tamargo señaló que, aunque los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alertaban sobre lluvias superiores a 100 milímetros, el sistema de Protección Civil estaba debilitado. “Los datos del Servicio Meteorológico Nacional fueron para los medios: ‘va a llover un chorro’. Luego Conagua: ‘tengan cuidado de no cruzar ríos’. Eso no sirve para nada. Realmente, no actuó el protocolo de Protección Civil”, afirmó.
El experto subraya que la responsabilidad de la evacuación recae en municipios y estados, coordinados por la autoridad federal. Sin embargo, la falta de recursos y la eliminación del Fondo Nacional de Desastres (Fonden) en 2021, explica, desarticularon el Sistema Nacional de Protección Civil y redujeron la capacidad de respuesta.
Según estimaciones preliminares, las lluvias y desbordamientos causaron 64 fallecidos y más de 65 desaparecidos, así como daños a miles de viviendas e infraestructura municipal en sitios adicionales al norte de Veracruz, que sufrieron las peores inundaciones. “Se inundó todo Coatzacoalcos, hubo problemas en la Sierra Gorda, en Huasteca… Los daños son verdaderamente graves”, detalló el exfuncionario.
Prevención abandonada
Además de todo esto, Luege Tamargo, afirma la alerta temprana tampoco basta si no se acompaña de mantenimiento de presas, bordos y cárcamos, desazolve de ríos y protección de áreas naturales. “Lo que pasó en Coatzacoalcos fue que no se desazolvaron los ríos, las obras de protección no se concluyeron y no hay mantenimiento”, explicó.
Agregó que la inversión en infraestructura y protocolos de prevención no se ha cumplido en los últimos ocho años, lo que aumenta la vulnerabilidad frente a fenómenos extremos, que cada vez son más intensos debido al cambio climático.
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“Estamos frente a una realidad muy grave ocasionada por negligencia del gobierno pasado. No es grilla ni política, simplemente lo que se hizo estuvo muy mal”, dijo Luege Tamargo.
El exfuncionario subrayó que, con un sistema de protección civil adecuado, la prevención de muertes y daños materiales era posible y que la falta de coordinación y recursos, así como la deficiencia en mantenimiento e infraestructura, explican la magnitud de la tragedia.
Fuente: La Silla Rota