En la Corte de Brooklyn, el testigo Francisco Cañedo reveló que acudió con la entonces legisladora, quien le recomendó elaborar una carta anónima
Hasta este jueves, todo en el juicio contra Genaro García Luna era de oídas. Un testigo que leyó, o que escuchó hablar del exsecretario mexicano de Seguridad Pública, al que Washington acusa de haber sido parte de la nómina del Cártel de Sinaloa y haberle ayudado a traficar toneladas de droga a Estados Unidos.
Sin embargo, ayer, en la Corte de Distrito Este de Brooklyn, Nueva York, Francisco Cañedo Zavaleta, expolicía federal mexicano, aseguró que vio a García Luna acompañado de Arturo Beltrán Leyva «El Barbas» y de Édgar Valdez, alias «La Barbie».
El testimonio de Cañedo se dio en el último día de la segunda semana de audiencias del juicio, y quedó pendiente el interrogatorio de la defensa.
Según explicó Cañedo, quien trabajó en la Policía Federal entre 1993 y noviembre de 2022, los hechos ocurrieron el 19 de octubre de 2008 en la carretera libre Cuernavaca-Tepoztlán. Ese día no le tocaba trabajar, pero mientras recorría la carretera vio paradas dos camionetas Suburban que le parecieron sospechosas, así que redujo la velocidad del vehículo. Entonces se dio cuenta de que se trataba de García Luna, Beltrán Leyva y «La Barbie». Este último, manifestó, estaba armado.
Se detuvo más adelante y abrió el cofre. Vio pasar la camioneta de Beltrán Leyva, con «La Barbie» dentro y García Luna en la otra Suburban. Entraron a un fraccionamiento que el testigo identificó como Los Limones.
Cañedo le contó lo que había visto a un compañero y decidieron denunciar ante el Congreso. Hicieron un escrito firmado con el nombre del compañero, Óscar Granados Salero, pero con la dirección y teléfono de Cañedo.
Por razones no especificadas, terminaron acudiendo a la entonces legisladora Layda Sansores, quien les recomendó elaborar mejor una carta anónima y entregarla al semanario «Proceso». Así lo hicieron.
Pero Cañedo pagó las consecuencias. Cuestionado al respecto, dijo que fue detenido y acusado de seis delitos, incluyendo narcotráfico, crimen organizado y evasión de reos. Lo arraigaron 80 días en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y luego lo llevaron al penal de Puente Grande. Finalmente, fue absuelto de todos los cargos.
De nuevo, se trata de la palabra de un testigo contra la de la defensa de García Luna, que alega que su cliente es inocente y que la fiscalía no ha presentado evidencia alguna de las acusaciones. Lo cierto es que desde un principio el juez Brian Cogan dejó bien establecido que este proceso está mayormente basado en testigos cooperantes. La clave es si logran convencer al jurado de que lo que dicen es verdad.
Antes de Cañedo compareció Miguel Madrigal, un agente de la DEA que señaló que desde 2010 la Agencia Antidrogas de Estados Unidos tuvo conocimiento de la relación de García Luna con el Cártel de Sinaloa. ¿Cómo? Ese año se reunió con Sergio Villarreal, alias El Grande, quien ya testificó en el juicio.
Según Madrigal, Villarreal lo buscó tras ser detenido en México y le contó de los negocios del funcionario mexicano con narcotraficantes, incluyendo los Beltrán Leyva, de quien El Grande era lugarteniente.
Madrigal narró también que tuvo acceso a un video donde identificó la Jeep Cherokee del entonces comandante de la Policía Federal, Édgar Bayardo. Estaba estacionada frente a la casa de Jesús El Rey Zambada. Cuando este último fue detenido, Madrigal llamó a Bayardo y, según el testimonio del agente, lo notó visiblemente nervioso.
Fuente: El universal